Aviso

republica-dominicana-mantiene-precios-de-los-combustibles-2 Las propuestas de países occidentales para unirse y enfrentar a Rusia, seguirán siendo declaraciones retóricas, y cada Estado tratará de evitar a sus socios en la competencia por la energía u otros bienes vitales que están acostumbrados a recibir de Moscú para cuya sustitución no tienen ninguna otra alternativa. 

Incluso los intentos occidentales de mantener la unidad bajo el pretexto de las nuevas amenazas y desafíos (un meme característico: que Putin tiene la culpa del aumento de los precios del combustible en los Estados Unidos y el aumento del costo de la energía en los países occidentales) pueden fallar inexorablemente.

 

La derecha se autoproclama campeona de la libertad, pero cuando analizamos su historia nos damos cuenta de que siempre tuvo otra prioridad: la defensa de la propiedad y de los propietarios.

Los textos filosóficos clásicos de la Antigua Grecia, que hasta cierto punto son el fundamento del pensamiento político contemporáneo, manifiestan una peculiar obsesión con el tema de la democracia. Ninguna sorpresa: en épocas de Sócrates, Platón y Aristóteles, no existía «Grecia», sino que había una serie de ciudades-estado, cada una gobernada por órdenes constitucionales distintos que competían entre sí.

La democracia de Atenas era el más reconocido de esos órdenes. Cabe destacar que no se trataba de una democracia en el sentido contemporáneo: era a la vez más radical y más limitada. Solo participaban del gobierno los ciudadanos varones y adultos de la ciudad, artesanos incluidos. En cambio, las mujeres, los esclavos y los extranjeros estaban condenados a los márgenes. Además, era una democracia directa: la asamblea comprendía a la totalidad de los ciudadanos y los funcionarios eran electos por sorteo.

 

El urbanismo es una característica y una condición del capitalismo. En las ciudades se hacinan, como consumidores, millones de personas, violentadas en sus anteriores condiciones de propietarios, así como en lo social y cultural; esa concentración tiene como propósito, que sus necesidades se conviertan en negocio. 

La ciudad se desarrolla como verdugo del campo. A la industrialización de la agricultura, desarrollada para atender la demanda citadina, le estorban los minifundios autosuficientes y la naturaleza; la gran hacienda encuentra sus enemigos en el campesino libre, los bosques, los pantanos, los insectos, los pájaros, las zarigüeyas, los osos, los felinos; las fuentes de agua son apropiadas por particulares, quienes las desvían, las usufructúan, las contaminan y así las devuelven a la naturaleza y a las comunidades. 

Para optimizar la cosecha en cantidad, tiempo y tamaño, se usan químicos que envenenan las tierras, el aire y los ríos. Con la tala de árboles, se genera la erosión y la sedimentación, con consecuencias lamentables para los habitantes aguas abajo, y para su economía de cultivo, cría y pesca. 

La situación se hace más profunda si tomamos en consideración la capacidad de los Estados Unidos para imponer su agenda geoestratégica. 

Con respecto a Haití y República Dominicana, el objetivo estratégico de Estados Unidos es generar un clima de inseguridad y desestabilización que profundice la diáspora haitiana en el mundo y en República Dominicana.

Indudablemente que los Estados Unidos han contemplado incluir a la República Dominicana y Haití en su estrategia de seguridad nacional, lo cual se puede observar en los acontecimientos recientes ocurridos en la realidad social haitiana.

El país del norte elaboró una Estrategia de Seguridad Nacional en el año 2017 y una Estrategia de Defensa Nacional en el año 2018, y en ambas se vislumbra con claridad que asume la competencia estratégica para imponer una agenda geoestratégica contra las potencias emergentes y contra algunas naciones del Caribe como Venezuela, Cuba y Nicaragua.

La construcción de un poder popular en Colombia, después de 203 años de soledad, ha comenzado. Por lo menos, ese es el noble objetivo. Pero el camino es largo y pedregoso. 

Aunque las pretensiones golpistas de lunáticos y fanáticos del viejo establecimiento no se pueden desestimar, hay factores que se deben tener en cuenta para identificar su fracaso:
La contundencia del triunfo de Petro, el inmenso respaldo popular que conserva, la desactivación de las tensiones propiciada por sus diálogos con líderes políticos.

El gobierno del presidente Gustavo Petro tiene ante sí una compleja coyuntura en la que busca consolidar gobernabilidad, iniciar sus reformas sociales estratégicas y alcanzar la paz.
Su gestión comenzó desde mucho antes del multitudinario acto del 7 de agosto en Bogotá, cuando un pueblo esperanzado inundó las calles, le renovó su apoyo y se posesionó con él.