Aviso

 

El domingo 28 de julio se realizaron las presidenciales en Venezuela, donde competían diez candidatos: Nicolás Maduro, Edmundo González Urrutia, Javier Bertucci, Benjamín Rausseo, Daniel Ceballos, Claudio Fermín, Antonio Ecarri, Luis Eduardo Martínez, José Brito y Enrique Márquez. El primero, es el presidente en ejercicio y los otros 9 opositores. Ya esta enumeración deja en orsai a la derecha y el imperialismo que califican al gobierno bolivariano de “dictadura”. ¿Una dictadura donde pueden competir nueve partidos y coaliciones opositoras?

 

El Ejército de ocupación sionista bombardeó nuevamente, con misiles de fabricación estadounidense, una escuela en el norte de la Franja de Gaza que servía de refugio a familias desplazadas y dejó más de un centenar de muertos, principalmente infantes y personas de la tercera edad, esto durante la madrugada del 10 de agosto pasado, justo cuando los y las ocupantes realizaban oración. El genocidio está por demás comprobado, la vileza con que se realiza es la degradación de cualquier aspecto humano. No se trata de una guerra, no hay una “defensa israelí”, y sí hay una intención premeditada de aniquilar a la población palestina, es un etnocidio a toda luz, no es casual que las bombas caigan sobre las mezquitas y escuelas palestinas ni a la hora de las oraciones. Esta es una matanza más en el marco general del mayor crimen del siglo XXI, que ya suma más de 40 mil muertes de palestinos.

 

En las elecciones del 28 de julio, la oposición venezolana denuncia fraude sin pruebas. Para lxs chavistas, la guerra híbrida con EE.UU. es el origen de la crisis, en las calles corean no volverán.

Queridos amigos y amigas:

Saludos desde las oficinas del Instituto Tricontinental de Investigación Social.

Durante las dos últimas semanas, he estado en Caracas, Venezuela, antes y después de las elecciones presidenciales del 28 de julio. En el periodo previo a las votaciones, dos cosas me quedaron claras. Primero, lxs chavistas (partidarios de Hugo Chávez y del proyecto bolivariano ahora liderado por el presidente Nicolás Maduro) tienen la ventaja significativa de una base de masas organizada. Segundo, sabiendo que las probabilidades no estaban a su favor, la oposición, encabezada por la ultraderechista María Corina Machado y respaldada por el gobierno de Estados Unidos, ya señalaba la derrota incluso antes que se celebraran las elecciones, alegando que serían fraudulentas. Desde al menos el referéndum revocatorio de 2004, cuando la oposición intentó destituir a Chávez, la acusación de que el sistema electoral en Venezuela ya no es justo, se ha convertido en un cliché de la derecha.

 

En sucesivos artículos he sostenido que en América Latina, los neoliberales, libertarios anarco-capitalistas, empresarios con iguales visiones y gobiernos empresariales que los representan no solo movilizan la ideología perversa de la “libertad económica” (https://t.ly/F3w_j), sino que tienen como “enemigos” a los impuestos (https://t.ly/kBHLZ), los derechos laborales (https://t.ly/kIU0n), el Estado (https://t.ly/LbewH) y, como remate, incluso a la idea misma de justicia social (https://t.ly/bR81i). El punto de partida es Friedrich von Hayek (1899-1992), el padre del neoliberalismo, quien en su ensayo “El atavismo de la justicia social” (https://t.ly/3eDRd), habla de una idea “imposible” y un concepto que debe ser “eliminado” en la economía.

 

Las olimpíadas griegas eran capaces de interrumpir guerras para respetar la sacralidad del evento deportivo. Esa tregua, practicada desde el siglo VIII A.C., se llamaba ekecheiria, por la cual tanto los deportistas como los espectadores de naciones en guerra podían viajar seguros a la misma ciudad donde se organizaban los juegos y volver, todo bajo la protección del honor ajeno. Los deportistas y los asistentes solían viajar desde lo que hoy son Grecia, Turquía, Italia e, incluso, desde el norte de África, distancias que para entonces eran más largas y costosas de lo que hoy puede ser un viaje de Tierra del Fuego o de Jakarta a París.