Aviso

 

De devengar un salario entre 150 y 500 dólares, los trabajadores venezolanos pasaron a percibir ingresos entre 1 y 10 dólares producto de las sanaciones impuestas por os Estados Unidos a la economía nacional.

Esta estadística fue presentada por la relatora de la ONU Alena Douhan en su informe preliminar tras su visita a Venezuela, donde reseñó que el salario de un trabajador del sector público se ubica entre 2 y 3 dólares, lo que alcanza solo para cubrir 1% de la canasta básica.

Esta situación se agravó por la reducción en 99% de los ingresos del gobierno que se obtenían a través de la renta petrolera, a pesar de ello, entre 2018 y 2019 el Estado venezolano introduce nuevas políticas económicas para frenar la acelerada crisis que produjo las sanciones estadounidenses.

“Cuatro años de hiperinflación han provocado la devaluación total de la moneda nacional. Esto ha provocado la disminución de los salarios del sector público de 150-500 USD en 2015 a 1-10 USD en 2020, y un creciente nivel de pobreza”, explicó Douhan en su informe.

extractivismo 

Yo estaba atento y trabajaba de saber si había oro, y vide que algunos dellos traían un pedazuelo colgando en un agujero que tenían a la nariz, y por señas pude entender que yendo al Sur o volviendo la isla por el Sur, que estaba allí un Rey que tenía grandes vasos dello, y tenía muy mucho… del oro se hace tesoro, y con él quien lo tiene hace cuanto quiere en el mundo y llega a que echa las ánimas al Paraíso”.

Cristóbal ColónDiario de Viaje 

 

La sed de oro nos habla de la fuerza motriz y el principio estructurador tanto de las nuevas subjetividades como del emergente sistema de relaciones sociales, no apenas locales, sino crecientemente desplegadas como dominantes a escala mundial. El oro como afección, como fiebre, revela la naturaleza de la energía que mueve a los sujetos ya propiamente modernos; es el dato microbiopolítico clave de lo que, con gran clarividencia histórica, Karl Polanyi llamara

 

Cerca de 250 millones de dólares dedicaron las administraciones de Estados Unidos en las últimas dos décadas para los programas de subversión contra Cuba, denunció hoy el diario local Granma citado por Prensa Latina

La cifra, distribuida a través de agencias, empresas y organizaciones como la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid, por sus siglas en inglés) y la Fundación Nacional para la Democracia (NED), financia actividades cuyo propósito es el derrocamiento de la Revolución cubana.

Entre estas se incluyen las más recientes incitaciones a la violencia, las provocaciones frente al Ministerio de Cultura (Mincult) para buscar confrontaciones, y las acciones de diferentes plataformas comunicativas, que según revelaron medios del país han sido alentadas y patrocinadas desde territorio estadounidense.

Muestra de ello es la cobertura realizada por Nelson Julio Álvarez para el sitio ADN Cuba sobre los sucesos del 27 de enero en el Mincult, por la cual recibió entre 150 y 200 dólares, de acuerdo con un video del propio Álvarez publicado en el grupo de Facebook Telescopio Cubano.

  

Justo un día después de la investidura de Biden como presidente de EE.UU., los terroristas de Daesh resurgían de sus cenizas, segando la vida de 32 personas en Irak.

El primer ataque llegó el jueves, el objetivo: la Plaza Tayaran. Dos integrantes de Daesh acudieron al lugar para hacerse estallar los cinturones de seguridad que llevaban adosados a sus cuerpos en la Plaza Tayaran. Al menos 32 personas perdieron la vida y 110 resultaron heridas. Tres años habían pasado de un atentado de estas características.

Testigos presenciales cuentan que un hombre se paró en medio del mercado de ropa Tayaran, pegó un grito de ayuda porque se sentía enfermo. Cuando una multitud se acercó a socorrerlo, el suicida activó su cinturón. Poco después, un segundo hombre hacía lo mismo.

Hace quince años, el 15 de enero de 2018, en el mismo mercado de ropa se produjo un doble atentado, aun cuando Irak ya había declarado la victoria sobre la agrupación terrorista. Antes, esa clase de atentados eran comunes, especialmente tras la invasión de Estados Unidos a Irak entre 2003 y 2011.