Aviso

 

Es costumbre de los mafiosos, usar sombrero, tal vez como símbolo de su carácter finquero, poseedor de tierras, de poder económico, de su extracción popular, de su aspecto descomplicado, irreverente, extrovertido, como forma de figuración, de atraer la atención.

También en sus campañas, les ha dado a los políticos por copiar tal costumbre; para indicar a los electores a quienes representan y qué poderes están detrás de ellos; quizás para infundir temor y para indicar cómo se va a gobernar y a cobrar cuentas a los opositores.

Es una forma de atemorizar a la población recordándoles su estilo mafioso: “plomo es lo que hay”, “hacen silencio o los callamos”; como para dejar claro que las motosierras no han parado, que los hornos crematorios siguen humeantes, que continúan los ajusticiamientos extrajudiciales y las desapariciones.

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Una de las constantes más visibles de una organización capitalista es convertir todo lo que toca en una mercancía, aún actividades nobles y altruistas como la política, el deporte, la religión, la educación, el arte y otras más; deben prostituirse al tener que entrar al mundo del mercado y al altar del dinero para poder subsistir. Forman equipos políticos de clara estirpe económica, pero ante el electorado se presentan con un discurso socializante de beneficio para los más necesitados, prometen el oro y el moro y así alcanzar, conservar e incrementar parcelas de votación o de poder que rindan beneficios variados, siendo lo económico el más buscado. Si esto se da a nivel exterior, al interior hay verdaderas batallas campales al definir las listas que entregaran al público para las elecciones, todos pelean como verdaderas fieras rapaces, perros de presa, para ocupar los mejores puestos con esperanzas de salir electos. Allí se

 

Los estudios y análisis de la Fundación Paz y Reconciliación (Ver https://bit.ly/2ODrNHr ) al igual que los de la Misión de Observación Electoral (MOE, Ver https://moe.org.co/ ) están advirtiendo sobre las graves interferencias de las mafias del narcotráfico, del microtrafico y de las bandas de corrupción en las campañas electorales que se adelantan para escoger los alcaldes y gobernadores el próximo 27 de octubre.

El debate esta “calientísimo” por cuenta de la manipulación y las actividades de los grupos criminales ligados al negocio internacional de la coca y al despojo del Estado, los cuales pretenden ampliar sus nefastas influencias en los gobiernos locales y regionales mediante el soborno, la intimidación, la manipulación mediática, de las redes y la compra y venta del voto.

Armenia y el Quindío no se escapan a esa tendencia y las mafias  rondan por la ciudad y la región.

 

Luego de una reunión de Fedesarrollo en octubre, uno de los directivos asistentes, dijo a los medios: “tenemos dos frutas jugosas que debemos comer”, hacía referencia a que una de ellas era el trabajo de los jóvenes, a quienes, en el primer año de trabajo, se les podría pagar el 75% de un salario mínimo, puesto que están en proceso de aprendizaje.

¡Qué gran descubrimiento!¡Qué gran hazaña! Alcanzaron ese gran logro filosófico de encontrase así mismos. Después de intenso debate a las propuestas del gobierno, vieron que sobre explotando la fuerza de trabajo, se incrementa la ganancia para el capitalista. No se sabe si su astucia les da para profundizar y considerar que, si se les paga el 50% o el 25%, sería mucho mejor el rendimiento financiero.

 

La Gran Colombia, fue el sueño de los libertadores; concebida por Miranda y continuada por Bolívar, pretendía unir en una nación, todo el territorio americano desde México hasta la Patagonia. En 1819, en Angosturas, se fundó como tal con la unión de la entonces Capitanía de Venezuela, el virreinato de la Nueva Granada, los gobiernos de Quito y Guayaquil. Por pugnas e intereses políticos particulares, se disolvió en 1831.

También quisieron integrarse al proyecto, Haití, Cuba, Puerto Rico, Panamá. No sobra aclarar que los países americanos, no cubrían los mismos territorios tal como se conocen hoy.

No obstante, las continuas traiciones de las oligarquías locales, el sueño sigue vigente, con partidarios y opositores. En ese entonces histórico, para ser reconocida como nación, los europeos le ponían como condición, el estar regida por