Aviso

 

La comunidad internacional anda desconcertada ante las decisiones, aparentemente confusas, de Donald Trump y su equipo, sin embargo, en mi opinión, hay una cierta coherencia en todas ellas: el reconocimiento del fracaso de Estados Unidos como potencia global dominante y el repliegue de su liderazgo.

 

Fiel a su estilo de arriesgado jugador, Trump provocó un caos en los mercados mundiales. Introdujo, retiró y reformuló una tabla de aranceles que desencadenó un desorden mayúsculo. Su bravata recreó las peores pesadillas financieras de las últimas décadas.

Trump y Marco Rubio 

Sin dudas, desde el comienzo de su segundo gobierno, Donald Trump ha puesto su foco en América Latina, y sus medidas han atacado especialmente a la región, con amenaza de deportar a «millones y millones» de inmigrantes y la decisión de imponer aranceles.

 

El Gabinete de Seguridad de Israel ha aprobado la creación de una «Oficina de Emigración Voluntaria para los residentes de Gaza interesados en trasladarse a terceros países», tal y como anunció el ministro de Defensa, Israel Katz.

 

Una vez que un régimen comienza a enviar gente a campos de concentración —incluidos los de El Salvador— crea un sistema de detención que elude el debido proceso y hace desaparecer a los ciudadanos en agujeros negros.