Aviso

La razón de este texto es aportar algunas reflexiones sobre el posicionamiento de los y las anarquistas en los conflictos políticos actuales.

 

Marta G. Franco escribió ‘Las redes son nuestras’ pensando en la gente que no vivió los años en los que internet prometía ser una herramienta para construir mundos mejores. Por eso ofrece retazos de ese tiempo y ejemplos presentes de lo que la red de redes podría ser.

Si Biden quisiera un alto el fuego, podría comenzar por detener los envíos de armas a Israel.

 

Hay voces públicas que nos dicen que se ha hecho todo lo posible, que Washington no logra dominar a Netanyahu y que Europa no dispone de capacidad de acción. La realidad es algo diferente.

 

Un clima de época difusamente libertario

La relación del ecologismo transformador con la idea de Estado descansa en una paradoja interesante. Una parte sustancial del movimiento ecologista está atravesado por una matriz ideológica de inspiración libertaria, que explica cierta tonalidad anarquista en su orientación y en sus prácticas: asamblearismo, movimientismo, protagonismo de los actores de la sociedad civil en el cambio buscado (ONG, plataformas ciudadanas o de consumidores, etcétera). Aunque muchas organizaciones ecologistas tratan de influir en las políticas públicas de sus países, es mucho más frecuente que este influjo sea externo y no como actores políticos del sistema de partidos. Incluso en aquellos países donde los partidos verdes están electoralmente muy consolidados y el ecologismo ha ejercicio responsabilidades de gobierno, como Alemania, la historia de esta normalización no deja de estar acompañada de un desgarro traumático: para una parte del movimiento, la integración institucional de Die Grünen ha conllevado su ruina como fuerza emancipadora.