Aviso

 

La noticia del inicio de las deportaciones por decisión del presidente estadounidense  Donald Trump dio la vuelta al mundo en minutos.

 

La evidencia empírica sobre la desigualdad económica ha proliferado en las últimas dos décadas. Me refiero aquí a la desigualdad económica (ingresos y riqueza) en lugar de la desigualdad social (esperanza de vida, acceso a la salud y la educación, niveles de contaminación, etc.), porque la primera impulsa las desigualdades del segundo tipo.

 

El genocidio palestino no ha terminado con el frágil alto al fuego iniciado el 19 de enero.

 

La asunción del millonario conservador Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos de América, uno de los países más prominentes en la órbita occidental, heredera y protagonista de violentos colonialismos, nos indica que estamos asistiendo a un momento cúlmine de la ola reaccionaria que ya se venía anunciando.

 

La reciente asunción de Donald Trump como presidente de Estados Unidos por segunda vez, no dejó indiferente a nadie, luego de realizar distintos anuncios, que van desde la expulsión de millones de migrantes, imponer el binarismo de género constitucionalmente, retirarse del acuerdo de París, apropiarse del canal de Panamá, profundizar la explotación petrolera y colonizar Marte.