Aviso

Oportunidades, más que actitudes

Hay una gran inconsistencia entre comportamientos y valores
declarados de algunos personajes, que suelen llamarse "gente de
bien" y reclamarse los dueños de este país con el derecho a decidir
y elegir quienes pueden ser sus gobernantes. Son proclives a la
ostentación de poder, viajan al exterior a disfrutar sus vacaciones,
tienen negocios que venden mercancías y bienes importados de
China, compran de contrabando, violan normas de tránsito y
ofrecen sobornos, no hacen filas, usan influencias y hacen lobby
para obtener beneficios particulares y tratos preferenciales, así
como exención y reducción de impuestos.

 

La alcaldía de Villavicencio está promoviendo la organización de una amplia red de veedurías ciudadanas para que haga la vigilancia ambiental al proyecto que tiene como objetivo principal la construcción del Parque Metropolitano Alma Viva, sobre un área de 23 hectáreas, ubicadas en el corazón mismo de la ciudad, que con toda seguridad va a mejorar la calidad de vida de la ciudadanía.

El hecho mismo de que el gobierno municipal, en cabeza de un destacado líder alternativo como Harman, se proponga estimular una sana relación entre el Estado local y la sociedad civil es algo plausible que merece el reconocimiento del campo político progresista.

Sin embargo, conviene tener todo el cuidado para que la soberanía y autonomía  de las organizaciones comunitarias se ejerza plenamente, obviamente, con la participación técnica de las instituciones gubernamentales cuya misión se enfoca en promover la participación ciudadana.

 

El objetivo electoral para el 2022 es arrebatarle el país político a las mafias del narcotráfico, que tienen a todas las instituciones hundidas en la criminalidad; recuperarlo para que el pueblo colombiano pueda empezar a expresarse libre y democráticamente, sin ser perseguido, maltratado, asesinado y desaparecido. 

Es que existe una especie de puerta giratoria entre las instituciones y la delincuencia. En Colombia, hoy, no se sabe si hablar de la legalidad de lo ilegal, de la ilegalidad de lo legal, o de ambas cosas. En ese entramado de jugaditas, se nombran descaradamente en la diplomacia y cargos públicos, a cuestionables personajes cargados de numerosas investigaciones por los más variados y vergonzosos delitos. Así también, desde las esferas jdiciales, los funcionarios corren prestos a precluir los procesos de dudosas y pestilentes figuras enquistadas en los poderes públicos.  

Algunos datos explican los procederes. El gobierno colombiano reconoce que, en el 2020, existían 143.000 hectáreas sembradas de coca; pero los norteamericanos dicen que realmente eran 245,000. Lo cierto es que a Estados Unidos

 

En los regímenes monárquicos premodernos, el estado se condensaba en los soberanos y eran éstos quienes dictaban leyes, declaraban guerras, convocaban ejércitos, imponían impuestos, nombraban a sus cortesanos. 

Si se comparan estas atribuciones, con las actuales formas de gobierno, se ve que muy poco ha cambiado. La Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789, aprobada por la Asamblea Nacional Constituyente francesa el 26 de agosto de 1789, nunca se cumplió. 

Como se pretendía, "Tales derechos son la libertad, la propiedad, la seguridad y la resistencia a la opresión. El principio de toda Soberanía reside esencialmente en la Nación. Ningún cuerpo ni ningún individuo pueden ejercer autoridad alguna que no emane expresamente de ella." 

Con el pretexto de llevar a las naciones los logros de la Revolución francesa, Napoleón, "el enviado del demonio" para los monarcas de la época, invadió paulatinamente a Europa, para terminar conformando un nuevo imperio con emperadores dinásticos. 

 

Hay momentos y periodos en la historia, que van dejando su rastro de dolor y sus huellas de terror; impulsados por personajes, cuyos nombres no merecen ser recordados; que se rebuscan cualquier teoría para justificar su proceder. Son aquellos acontecimientos a los que, cuando la humanidad mira hacia lo pasado, dice "nunca más". 

Entre muchos otros, son espeluznantes y vergonzosos, la crucifixión, la esclavitud, el derecho de pernada, la colonización, la trata de negros, la trata de blancas, el nazismo, el sionismo, el fascismo, el apartheid, el ku klux klan, los regímenes sanguinarios de tantos dictadorzuelos en el tercer mundo.  

Así también habrá de pasar a la historia, el paramilitarismo que opera en Colombia, impulsado por un personaje tenebroso que, con razón, es llamado el innombrable.  

El cruento asesinato del presidente de Haití, cometido por sicarios colombianos, es una muestra de lo que le ha tocado vivir a los campesinos, líderes sociales, defensores de derechos humanos, obreros, manifestantes, opositores y ciudadanos de a pie, en Colombia, a manos de los mismos victimarios. No en vano, los constructores del discurso de derecha en el país, promulgan que el ejército es "una fuerza letal que entra a matar". Y lo cumplen a cabalidad.