Aviso

 

El sistema de partidos colombianos ha registrado en años recientes una importante recomposición como consecuencia de diversos procesos relacionados tanto con el régimen electoral, el régimen político, el sistema económico, la cultura política, la estructura social (movimientos sociales) y el sistema internacional en el que se inscribe el Estado y la nación colombiana.

El hecho más sobresaliente en dicho cambio es, sin duda, el surgimiento y posicionamiento del Pacto Histórico como una coalición y confluencia de distintos grupos de izquierda y sociales que, bajo el liderazgo del actual presidente Gustavo Petro, alcanzaron la más alta representación de la izquierda en el poder legislativo y la jefatura del estado, en las votaciones realizadas en los primeros meses del año 2022.

 

Después de la pandemia tenemos que repensar la universidad, por los cambios venideros y los producidos en tiempo de pandemia.  Reflexiones conjeturales que deben realizarse en un ejercicio prospectivo en todas las dimensiones de las actividades humanas —científicas, tecnológicas, económicas, sociales, políticas y culturales—, tejidas en una estrecha relación para redefinir su misión y estrategias. 

La universidad no solo debe repensar los objetivos de la investigación y la extensión social, sino, especialmente, la orientación de la formación profesional y sus estrategias didácticas.  Debe producir cambios rápidos para enfrentar retos derivados de las experiencias vividas en la pandemia, el despliegue intensivo de las tecnologías TIC, la reorganización de la economía mundial y la geopolítica, generada por la guerra Ucrania-Rusia; además, desarrollar capacidades científicas y tecnológicas para dar el salto y aprovechar de forma ventajosa la próxima revolución tecnológica, por la concurrencia de innovaciones en nanotecnología, biotecnología, bioelectrónica, infotecnología y cognotecnologías —llamadas tecnologías convergentes—.  

 

Es difícil escoger un buen título sobre este tema; porque no puede caerse en lo panfletario, que lo vuelve simple y de contenido forzado; pero tampoco debe desconocerse el peso de las culturas en las sociedades, términos que son imposibles de separar. Por tanto, es saludable, pertinente y necesario, mantener un diálogo permanente al respecto, esperando que el actual gobierno de Colombia exprese, en sus acciones y programas, con contundencia, su comprensión de lo trascendental de la cultura y que así se sienta en la conciencia general. 

Es que es común encontrar una deformación del concepto de cultura, una referencia recortada para representar solo lo académico, los modales, la farándula, lo artístico. Reducción que es muy común en lo que se conoce como la cultura occidental que, como dominante, es vista como lo universal y como civilización, además de tener otros contenidos más impactantes. 

 

Una Señora de 82 años, con un cáncer terminal de pulmón, a quien lamentablemente le quedan pocos meses de vida, le pregunta al médico si puede fumarse unos cigarrillos. El médico le dice: "fúmese todos los que quiera". Ella le queda eternamente agradecida. 

Una posible derrota de Rusia en la guerra actual sería desastrosa para los pueblos del mundo; aunque es evidente el declive del imperio norteamericano para poder triunfar, también es cierto que hay un ascenso del fascismo en algunos países. Los gobiernos europeos celebran los atentados terroristas sobre gasoductos, llaman a usar bombas atómicas; bolsonaro dice en un video de una entrevista, que no comió carne de indio porque no lo siguieron; los miembros de la ultraderecha en Colombia, dicen que los tienen cansados los pacifistas y reeditan el paramilitarismo. Tal es el deseo que continuar imponiendo la muerte y tal su sed de sangre. 

 

Es conocida la aceptación que tuvo el discurso de Gustavo Petro en diversos países del mundo. Sin embargo, es bueno hacer algunas consideraciones. No existe una conciencia general encarnada en una élite mundial interesada en el ambiente, la paz, la drogadicción como enfermedad, la democracia, el hambre, la soberanía de las naciones; su poder se enfoca hacia las ganancias, sin límites éticos ni morales.  

No en vano, los políticos traicionales de Colombia calificaron sus palabras como incoherentes y llenas de estupideces. Ellos sí saben cómo se mueve el negocio. Por eso, la intervención tiene eco es en los pueblos del mundo y en la intelectualidad interesada en conservar la especie humana sobre la tierra. 

El escritor Eduardo Galeano decía que la organización mundial del comercio, OMC, era la mejor muestra del crimen organizado. En Colombia, y tal vez en otros países, se vive el flagelo diario de la vacuna -microextorsión- y del gota a gota (pequeños préstamos que hacen las bandas a altos intereses), cuyos cobros van acompañados de amenazas, sicariato y hasta expropiaciones.