Aviso

La sequía puede afectar la calidad de vida de las personas, ya que entre sus consecuencias están la pérdida de producción, escasez de agua potable, ríos secos y hambruna. 

La Unesco alertó en su momento que, en medio de la pandemia, un proceso de sequía se vuelve “más calamitoso”.

Las sequías pueden ser inevitables, impredecibles, recurrentes y potencialmente catastróficas, ya que impacta a diversos sectores de la sociedad y sus efectos pueden durar años.

Para el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua, las sequías "constituyen un fenómeno natural que se manifiesta como una deficiencia de humedad anormal y persistente, que tiene un impacto adverso en la vegetación, los animales y las personas".

De acuerdo con el informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), publicado en febrero pasado, habrá un aumento considerable de las sequías, siendo la zona del Mediterráneo una de especial vulnerabilidad.

Según la investigación, la devastación comenzó a acelerarse en el segundo semestre de 2018. 

 

En 2020 y 2021, con 18 por ciento de deforestación en el bioma, el estado de Amazonas pasó al segundo lugar. 

La deforestación de la Amazonía ha aumentado en un 56,6 por ciento en los últimos tres años, entre agosto de 2018 y julio de 2021, con la pérdida de vegetación autóctona de 32.740 kilómetro cuadrado (km²), según el Instituto de Investigaciones Ambientales de la Amazonía (IPAM).  

El estudio se basó en datos del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE), vinculado al Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, y demostró que hubo un considerable aumento del territorio afectado, ya que en el mismo período de 2015 la pérdida fue de 2018.20.911 km².

Según la investigación, la devastación comenzó a acelerarse en el segundo semestre de 2018 y, además, esta situación tuvo como referencia el discurso de campaña del presidente Jair Bolsonaro, a favor de la desarticulación de la fiscalización ambiental.

 

La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en Glasgow está llenando las bocas de los líderes mundiales de promesas para frenar un colapso ambiental que cada vez parece más inevitable. Fotografías, entrevistas, ponencias y pactos entre los políticos han inundado en los últimos días nuestras pantallas y, por primera vez, han firmado acuerdos que prometen cambios reales y que incluso hablan de ‘decrecimiento‘. El problema, sin embargo, es como se implementarán estas promesas. Esta es la pregunta planteada por los 126 expertos que han participado en un estudio de alcance internacional sobre la repercusión real de las medidas de adaptación al cambio climático que se aplican, entre los cuales figuran científicos de dos universidades catalanas.

Los resultados de la investigación, lamentan, no reflejan el optimismo de algunos en Escocia: las medidas que se ponen en práctica no nos adaptan a la crisis inminente ni reducen el riesgo de sufrir sus efectos. La clave, según los expertos, reside en el hecho de que las medidas no se aplican de manera cohesiva y estructural, sino que la mayoría son iniciativas fragmentadas y locales que no suponen una transformación real para nuestro futuro.

 

Se cae un sistema de producción alimentaria pero no se ha establecido el siguiente ni disponemos todavía de sistema en transición.

La crisis ecológica y energética plantean una complejísima intersección de problemas.

Pero ¿entramos en Emergencia Alimentaria? ¿Y si no ahora, cuándo? Para responder a la pregunta se plantean 25 grandes preguntas que tu mismo/a puedes tratar de responder.

No tienen respuesta simplista si no que ayudan a abrir la reflexión y a encauzar el diseño de planes de adaptación realistas y seguros.

Estas 25 preguntas se dirigen a cualquier ciudadano/a, organización, ayuntamiento o partido político con la responsabilidad suficiente para reconocer que tenemos decisiones muy importantes que tomar y muchas oportunidades positivas, aunque ahora vengan impuestas por la falta de previsión.

 

 Estalisnao Cantos

El reciente informe del IPCC no deja lugar a dudas: “es inequívoco que la influencia humana ha calentado la atmósfera, el océano y la tierra”. Es más, según las filtraciones del borrador del documento del grupo III, se llega a afirmar que el sistema capitalista es el responsable directo de dicho cambio. Pues bien, en este artículo voy a tratar de hablar de cuáles serían los retos para la transición y, además, por qué la transición debe ser planificada y ecosocialista y no bajo una dinámica de mercado.

¿Cuáles son los retos para la transición?

En general, hablar de transición ecosocial y hablar de transición energética en sentido amplio no son sinónimos, pero casi. La transición energética,  lejos de lo que se suele pensar, va mucho más allá del sistema eléctrico: el 77% de la energía final consumida es distinta de la electricidad. Por ello, una transición energética hacia un modelo completamente sostenible implica un cambio muy profundo del conjunto de las estructuras y dinámicas sociales.