Aviso

 

Los círculos que rodean a las personas que ejercen el poder en el país, son círculos viciosos. Pero entendido el vicio como lo bajo que encadena a los seres humanos.

Dada la cercanía de la actual fiscalía con el presidente y el partido de gobierno, todas sus actuaciones son oscuras. El proceso iniciado contra el gobernador de Antioquia, deja muchas sospechas. Es cierto que su proceder ha sido delictivo en las contrataciones investigadas, además de sus intentos de privatizar la fábrica de licores, la construcción de hidroituango, el billonario proceso de Une millicom; todos ampliamente sustentados con documentos que residen en la fiscalía desde años atrás.

Al gobernador se le investiga por un contrato del 2005, para la Pavimentación de un tramo de la Troncal de la Paz, por 41.663 millones de pesos. Ahora sorprende el que se proceda sobre un caso, después de 15 años y por una cuantía que parece de poco monto, comparada con los hondos e innumerables actos de corrupción que llenan los titulares de las noticias en el país y que afectan su vida económica y política.

No se puede pasar por alto la poca actividad de la fiscalía, ante las denuncias sobre Reficar, Odebrecht, caso Merlano, la ñeñepolítica. Actos delictivos de gran calado que involucran a poderosos políticos de la sociedad colombiana y que apenas se tocan por las ramas y se diluyen en la indolencia.

Si en las elecciones se produce un delito comprobado contra la democracia, como la compra de votos, es de esperar que el concejo nacional electoral actúe anulando los resultados que favorecen un supuesto ganador de tales votaciones; si no lo hace, debería corresponderle a la fiscalía el enjuiciamiento de los funcionarios que, con su silencio, benefician las conductas ilegales. Si los encargados de investigar tampoco cumplen con lo establecido por la ley, existen otros entes de control que tiene la potestad para sancionar a todos que se hacen cómplices de las infracciones a la Constitucionalidad.

Son inadecuados, prepotentes, abusivos y burlones, los nombramientos que hace el partido de gobierno, en las instituciones encargadas de atender a las víctimas del conflicto, incluida en ellas a la misma sociedad. Con estos cínicos propósitos, se busca borrar la memoria y reescribir la historia de las últimas décadas del país.

Pero resulta que, a los integrantes del partido de gobierno, ahora se les ha despertado la moralidad y pretenden sanear al departamento antioqueño y para eso inician un pequeño enjuiciamiento que desvíe la atención del país, para poder cubrir la corrupción de mayor peso y consecuencias.

Parece que van por la gobernación de Antioquia, puesto que existe la posibilidad de llamar a nuevas elecciones y toman la delantera; igualmente, dado que la alcaldía de Medellín, carece de un respaldo partidista fuerte y abierto y que tenía al gobernador como su soporte, también se coloca en la mira de la dolida ultraderecha local; se quitan a un inexperto y advenedizo personaje, para sí matar dos pájaros de un tiro.

Se abren nuevas expectativas en la política regional paisa, en las que la población y la sociedad saldrán mayormente perjudicadas. La tenebrosa odin de la ultraderecha regional se atrinchera de nuevo. "Agúzate paisa que te están velando. Agáchate que te están tirando. Que uno tiene que estar mosca por donde quiera".

Junio 10 de 2020