Los colonizadores de EEUU salen de Europa huyendo del hambre, las guerras civiles y religiosas, el exceso de población y otros fenómenos negativos para una convivencia pacífica. Llegan a un territorio grande que ellos lo ensanchan con sus expansiones sobre todo al sur y el occidente, más la compra que hacen a Francia, España y EEUU y otros los incorporan bajo la fuerza. A esto se unen sus inmensas riquezas en agricultura (un granero del mundo), materias primas, clima igual al europeo, raza blanca. Todo esto unido crea en sus dirigentes la idea de la construcción no de un gran país, si no de un gran imperio y a esto le dedican todos sus esfuerzos, como una verdadera cruzada. Para los judíos, es la segunda Jerusalén o la segunda tierra prometida. Todo esto está consignado en su proclama: “el destino manifiesto”, el resto de América sufrirá los embates y zarpazos de esta política expoliadora. Con sobrada razón un historiador afirmaba: “pobre de México tan lejos de Dios y tan cerca de EEUU.
Consolidado EEUU como un gran imperio se sale de sus fronteras a mostrar sus garras y es el resto de América donde las clava con todo su furor, luego seguirá por el resto del planeta. Estos ejemplos que vienen bastan para mostrar su sevicia y crueldad: incorpora a Puerto Rico a su territorio, toma el 64% de México, se dirigen al occidente hasta las costas del océano pacifico, arrasando y exterminando todo lo que encuentran; los indígenas sufren este avance arrollador donde muchas de sus tribus desaparecen del mapa.
Las intervenciones por cualquier pretexto son la noticia diaria. Los siglos XIX y XX fueron testigos fieles de estos actos de fuerza.
Me sería imposible analizar cada uno de ellos, necesitaría capítulos, o mejor un tomo pero a manera de ejemplos mencionaré algunos casos que dan una visión clara y contundente de lo ocurrido.
EEUU coloca en estos países gobernantes nefastos para sus pueblos, pero que estaban pagos y sostenidos por el imperio para mantener su dominio total. Características comunes de estos personajes eran: la ignorancia, la ordinariez, la mediocridad, la vulgaridad, la falta de carácter, su espíritu corrupto, parálisis en todas la esferas del sector publico en lo referente a obras de infraestructura, y programas en beneficio del pueblo, burocracia, clientelismo, amiguismo, nepotismo, desaparición de todo tipo de oposición, ignorancia total en el manejo del estado – otros le hacen la tarea -. Todo esto es llevado a su máximo clímax. Es notorio su largo tiempo de permanencia en el poder. Veamos algunos ejemplares:
Francisco Duvalier en Haití: gobierna el país con hechicerías, embrujos, pero sobre todo con el vudú.
Rafael Leónidas Trujillo en República Dominicana: reprime y desaparece todo tipo de oposición, intenta cambiarle el nombre a la capital que es Santo domingo, por el de “ciudad Trujillo”, sus áulicos e incondicionales servidores lo llamarán: “el imprescindible”. Pocos casos se conocen en la historia donde el culto a la personalidad haya llegado tan alto.
Fulgencio Batista Zaldívar en Cuba: fuera de tener su sueldo de presidente a esto se agrega ser el dueño de la lotería nacional; los bares, casinos, hoteles, todos los sitios de diversión y vicio, deben dar el 30% de sus ganancias al gobierno que va a parar a sus bolsillos.
Se dice de este personaje que cuando se confirmó el triunfo de Fidel Castro, llena todas sus maletas de paquetes de dólares, y en su salida fugaz al aeropuerto, varias de ellas debido a lo apretado que iban dejan caer al suelo paquetes de dólares, sin que él se entere.
La familia Somoza en Nicaragua: entre ellos se repartían el poder y había sucesión en la presidencia dentro de ella. Frecuentemente la gente se refería a Nicaragua como la finca de la familia Somoza. Una vez un periodista le preguntó a uno de los Somoza presidente: “¿Dónde están sus fincas que tanto habla la gente? ” - a lo que él le responde – “fincas no, ya que todo Nicaragua es nuestra” - .
Alfredo Stroesner en Paraguay: desaparece todo tipo de oposición, el erario público es para él, su familia, y sus inmediatos colaboradores y allegados, parálisis total del sector público en materia de obras, servicios a la comunidad. Permanece por más de 35 años en el poder. Todo esto es irritante, llena de ira aún al más indiferente en lo político. Y pensar que esto ocurría debido a que había un país que sostenía y aprobaba todas estas aberraciones.
Al llegar al poder Fidel Castro en 1959, todas las dictaduras sienten que se les mueve el piso, la dulce vida, a la cual estaban acostumbradas por tan largo tiempo. El poder parece que se les sale de las manos. No lo pueden creer, no puede ser, no lo pueden concebir. En EEUU cunde el miedo, es fácil que el ejemplo Cubano contagie a los demás pueblos de América, máxime si son vecinos de Cuba. EEUU piensa inmediatamente en cambiarlos, ya cumplieron su tarea de ciervos fieles, y la política de EEUU es utilizar a sus amigos hasta que les sirvan, luego los tira a los perros. Y así fue: ordena a la CIA sacarlos de circulación, y así fue.
Estos dictadores, los que logran sobrevivir, expulsados de sus respectivos países cansados de su corrupción e ineptitud huyen antes de que sean cogidos por la justicia o el mismo pueblo la haga por su propia cuenta. Con sus chequeras llenas de dólares se dirigen a EEUU – sobre todo a Miami -, y Europa donde pasarán sus últimos años en medio de todas las comodidades.
