Aviso

“Nunca nos debemos cansar de repetir que las democracias necesitan imperiosamente una ciudadanía experta para no quedarse sin contenido. No son solamente sistemas de decisión, sino también sistemas de valores, lo que quiere decir, no un conjunto de creencias con cierta

fe más o menos profunda en entidades transmundanas, sino una masa relativamente bien articulada de prácticas y expectativas. Reposan sobre gran número de conductas adquiridas y validadas a través de los modales y contenidos de la estabilidad educativa, pero, aunque a veces parezca inerte e inalterable, esa masa está en perpetua ebullición”. 

Victoria Camps. 

 

Desde el marxismo ortodoxo, hasta el liberalismo extremado, la Sociedad Civil tiene algo que contar. La ciudadanía allí donde reside la Sociedad Civil, es la que da contexto y cuerpo a las democracias. Sin embargo, el concepto puede resultar anacrónico en Estados en donde las elites cumplen ese papel. Colombia, puede ser un ejemplo. Somos testigos de que un sector de la Sociedad Civil se ha configurado en América Latina y Colombia como el interlocutor válido para la banca multilateral. En este sentido, podría pensarse que la Sociedad Civil es un privilegio de los organismos financieros-SAC, ANDI, FEDEGAN-. A su vez, otras interpretaciones tienden a identificar a la Sociedad Civil con las redes de las ONGs.

 

Por otro lado, los debates académicos en los últimos 20 años cuestionan la pertinencia del binomio Sociedad Civil–Estado. Según tales debates, la Sociedad Civil aparece relacionada a un ámbito estatal, y se homologa de inmediato a la idea de sociedad en general, o relacionada con las asociaciones voluntarias. 

 

Así, la Sociedad Civil puede entenderse como un valor refugio en tiempos de crisis de la política democrática; es reconocida en diversos círculos como un actor colectivo, cumpliendo un papel complejo, donde intervienen actores sociales como los partidos políticos, sindicatos, ONGs, y su ruptura con el Estado. Según Camps, “Se entiende por sociedad civil al conjunto de organizaciones No Gubernamentales que interactúan en un ambiente determinado. Sin ser organizaciones políticas tienen influencia en la sociedad o en la política” . 

 

 

La Sociedad Civil surge primero como posibilidad para confrontar al socialismo autoritario, y su fin primordial llega a tomarse como la única opción para derrocar los regímenes dictatoriales: aparece entonces como una reconstrucción de vínculos sociales al margen del Estado y los partidos políticos, y se encamina a la autoorganización de la vida social frente al Estado autoritario. En Polonia se torna como una oposición frente al Estado. Así esta manifestación hubiera sido motivada desde el sentimiento religioso de Juan Pablo II, aparece una Sociedad Civil que no es otra cosa que vida pública contra el radical control gubernamental; orden social contra sistema político; es una oposición frente a la sociedad política y el Estado, que finalmente desemboca en la búsqueda de una sociedad de libre mercado. Esto es lo que logra el sindicato solidaridad en Polonia. La movilización de una sociedad no militante del Estado acabó derrumbando una estructura radical de porte marxista y logra imponerse como alternativa de poder. Podría decirse que en sus inicios se configura como expresión civil, pero luego es absorbida por el Estado.

 

Ante estas dificultades que se plantean, puede concluirse que la Sociedad Civil busca hacer resistencia a la supuesta democracia parlamentaria. Esto es lo que percibimos cuando se llama a la Sociedad Civil a que se organice en contra de la clase política corrupta. Lo que ha creado dudas frente al concepto de política, ya que en muchas partes del mundo pero principalmente en Colombia, la protesta civil se encamina a cuestionar a los partidos políticos. “Las tareas políticas no otorgan gran prestigio popular a quienes se dedican a ellas. El trabajo de algunas autoridades puede ser reconocido, pero no puede ignorarse la permanente sospecha de corrupción que pesa sobre la clase política en su conjunto. Llama la atención que las organizaciones mejor consideradas sean precisamente las No Gubernamentales. No digo que lo sean en cuanto No Gubernamentales, pero estoy segura de que esa condición se viene asociando al altruismo” .

 

En Latinoamérica la Sociedad Civil, en momentos de dictaduras, ha asumido la tarea de buscar la democratización. El Caso de Argentina, con las madres que se reúnen para hablar de sus hijos desaparecidos por el régimen, es un ejemplo, que hoy en Medellín retoman las Madres de la Candelaria. Estas manifestaciones de Sociedad Civil son miradas como sospechosas al tener eco sus reclamos en el contexto internacional.

 

La Sociedad Civil y la clase política tienen contradicciones, aunque algunos políticos incluyen partidos políticos y organizaciones políticas en la esfera de la Sociedad Civil. En este campo el debate es amplio, porque la militancia política no puede ser limitante para estar en los espacios de la Sociedad Civil. Otra cosa sería si estas posturas llevan al ciudadano a ser un defensor a ultranza de los gobiernos y de las medidas que toma aunque sean equivocadas.

 

El debate en torno a la Sociedad Civil se hace fuerte en Norteamérica y en Europa cuando entra en crisis el Welfare State-Estado de bienestar-. La Sociedad Civil emerge aquí como crítica al Estado y se convierte en un espacio de experimentación para nuevas formas de vida, de solidaridad, de cooperación. Es el surgir de los espacios públicos de debate, en donde se dan las bases para el surgimiento de movimientos sociales nuevos. A partir de estas caras de la Sociedad Civil, aparece la confianza ciudadana como clave de la integración social y como un terreno abonado para alcanzar una democracia plena.

 

Las ideas conservadoras acuden de inmediato a este resurgir de la vida social, no para estimular los proyectos, sino para vigilar la caída absoluta del liberalismo y del Estado de bienestar. La Sociedad Civil surge como una relación tensa con el Estado y como una alternativa ante el adelgazamiento de éste; así mismo, se puede entender como un proceso complejo con los partidos políticos que entran en crisis, además de fortalecerse separada del parlamentarismo.

 

Por tanto, puede definirse la Sociedad Civil como un conjunto de organizaciones que operan más allá de la producción de bienes y servicios determinados por mandato político o económico del gobierno. Y en este sentido “articuladas desde el interior de su cotidianidad, fisuran los mecanismos de dominación, rasgan los tejidos de control social, dispersan las instituciones, dejan en resumidas cuentas las fracturas societales que la misma sociedad al moverse, al deslizarse de su lugar anterior, pone al descubierto” .

 

Para hablar de Sociedad Civil en Colombia, es necesario mirar un poco nuestro pasado histórico, para advertir algunas fisuras que han quedado en el largo proceso de construcción de nuestra República. Es posible que en sociedades desarrolladas como las europeas, el concepto “Sociedad Civil” tenga connotaciones claras, pero es también cierto que estas mismas sociedades han superado los postulados de la premodernidad -oscurantismo, dogmatismo, violencia-, paso previo al encuentro con la racionalidad, la ilustración y el conocimiento hasta llegar a una sociedad forjada con principios, valores, derechos y deberes.

 

La timidez de la Sociedad Civil en Colombia, a mi modo de ver, corresponde al lento y tortuoso paso que hemos tenido para salir de la premodernidad. Mientras Europa se moviliza valerosamente ante los crímenes que suceden en otros países del mundo, en nuestro país se minimizan los asesinatos masivos, el exterminio calculado de líderes políticos que no corresponden con el ideario de las elites que históricamente han dominado en lo económico, en lo político y en lo social.

 

Aún así, y a pesar del desalentador panorama, nos quedan escenarios para dimensionar, en los que el ciudadano pueda recuperar su iniciativa, para juntar desde muchas perspectivas posibles, idearios que aglutinen la sociedad hacia caminos que conduzcan a proyectos comunes. La fragmentación de la sociedad y la manipulación exacerbada por parte de los poderes del Estado, hace que no se vea ninguna salida. Sin embargo, es posible pensar que otras ideas han de tomar iniciativas. Ante los procesos que crean crisis y confusión como lo es la globalización, en los que la Sociedad Civil se diluye, se requieren respuestas sabias, y la construcción de una Sociedad Civil fuerte puede ser alternativa. “Las fuerzas creativas que sostienen el imperio, son capaces de construir un contraimperio, una organización política alternativa de los flujos e intercambios globales. Las luchas para contestar y subvertir al imperio, como asimismo, aquellas para construir una alternativa real tendrán lugar en el mismo terreno imperial y desde luego, esas luchas ya han comenzado a emerger” . 

 

Si miramos el país hoy, nos damos cuenta que en su transformación han tenido que ver los ciudadano que tienen claridad sobre lo que es la política, y que participan de los escenarios políticos con una mayoría de edad plena, conciencia, convicción y madurez política. Así mismo, el que es manipulado y confundido a la hora de tomar decisiones en este campo, porque aun no ha alcanzado los linderos de la mayoría de edad plena, y por eso hipoteca su conciencia a los mercaderes de votos en los días de elecciones, ha permitido construir un país intolerante, excluyente. Como bien lo supone Negri, las sociedades construyen escenarios políticos, y de la misma manera los disuelven o reconstruyen.

 

La Sociedad Civil existe en donde hay asociaciones libres que no están bajo la tutela de la protección del Estado; existe además allí donde la sociedad como conjunto puede estructurarse y coordinar sus acciones a través de asociaciones libres. Pero también puede existir un tipo de Sociedad Civil allí donde existen un conjunto de asociaciones que pueden determinar o moldear significativamente el rumbo de la política estatal.

 

Si miramos la anotación anterior que hace referencia a asociaciones libres, podríamos decir que en Colombia sí existe la Sociedad Civil, porque existen sindicatos, gremios económicos, asociaciones sin ánimo de lucro, fundaciones, corporaciones y ONGs.

 

Pero si tomamos las tesis que suponen que la sociedad civil son asociaciones libres que pueden cambiar el rumbo de la política estatal, nos encontraríamos de inmediato con la relación Sociedad Civil y Estado, o sea, que en este caso para hablar de Sociedad Civil tendríamos que hablar de Estado o de modelo de Estado.

 

En el modelo neoliberal las leyes del Estado permiten los mercados abiertos sin obstáculo, privatizando, reduciendo la supervisión del Estado en las actividades económicas; en el modelo neoliberal, el crecimiento del Estado se revierte a favor de los mercados, se da la libertad de autorregulación a empresas, familias e individuos. “El neoliberalismo no es más que una forma de administrar la globalización capitalista sólo que por el momento en el que ella se produjo – caída del socialismo real – adquirió una preponderancia marcada que lo ha hecho ver como victorioso y único” .

En esa medida cuando hablamos de la Sociedad Civil como asociaciones libres y que pueden cambiar el rumbo de la política estatal, ésta sería posible en el modelo neoliberal de manera restringida y excluyente, porque sólo serían Sociedad Civil, familias, individuos y monopolios financieros y gremios económicos. En este sentido, la exclusión que se advierte hace desaparecer la opción amplia de Sociedad Civil, porque en el neoliberalismo una visión organizativa clara de la sociedad es mirada como sospechosa.

 

El neoliberalismo no da campo a la Sociedad Civil en Colombia, toda vez que para ello se hace necesario de manera tajante el desarrollo del Estado Social de Derecho contemplado en la Constitución de 1991, hoy tantas veces remendada, para cerrar las pequeñas ventanas de democracia que en ella quedaron. Un Estado ajeno a los compromisos sociales es un Estado con una Sociedad Civil débil y desarticulada. Existiría la Sociedad Civil en un Estado comprometido con valores de libertad e igualdad social. Al respecto, Savater es de la idea que Al hablar de libertad debemos referirnos “a nada especialmente místico, sino a la autonomía de los individuos en la colectividad para establecer y revocar leyes, elegir y deponer los gobernantes, disfrutar las garantías jurídicas y de la posibilidad de explorar por cualquier medio no lesivo la plenitud de su subjetividad” .

 

Colombia, ante la mirada más desprevenida, es un Estado en caos social, déficit político y deslegitimidad del gobierno en el aspecto moral. En este sentido, la Sociedad Civil sería un instrumento propio para alcanzar la regeneración democrática; sin esta construcción el país seguirá en la anarquía.

 

La Sociedad Civil que tiene claro el concepto de libertad, esta distante del monopolio del poder y de instancias que colocan como eje el comercio. La Sociedad Civil con el sector privado comparte la libertad, pero a diferencia de éste, busca un espacio común, el consenso y la colaboración; en este sentido, son muchos los que ubican a la Sociedad Civil entre el mercado y el gobierno; entre la dureza del gobierno y la avaricia mercantil, entre el consumo exagerado y un ciudadano que vota.

 

En el mundo de los retos de la democracia y sus reformas, la Sociedad Civil cobra relevancia, y la ciudadanía tiene aún mayor importancia cuando es consciente de que tiene como ciudadano político una responsabilidad compartida; en este campo, los gobiernos de porte autoritario son excluyentes a la iniciativa ciudadana. Es difícil que se dé un reconocimiento mutuo de derechos y responsabilidades. Si esto se lograra -la responsabilidad compartida– el ciudadano recibiría un beneficio y devolvería un servicio equivalentemente.

 

La cultura cívica ha de identificar los grupos e intereses, y la Sociedad Civil cumple la tarea de romper la alianza gobierno–sector privado, y así fortalece todo tipo de organizaciones: feministas, indigenistas, culturales, etc., dado que “Vivimos una reestructuración y una nueva configuración de la sociedad, manifestada a través de nuevos fenómenos económicos, políticos, culturales, demográficos, militares, etc., que trascienden un país, que establecen entre ellos otras maneras de articulación e interrelación, construyendo de otra manera las formaciones sociales” . 

 

La Sociedad Civil deja la apatía a la participación y crea responsabilidad cívica, alcanzando de esta manera cierta potestad y autonomía; sin esta potestad es cooptada fácilmente por gobiernos, empresarios y políticos. Con esa virtud la Sociedad Civil no es un enemigo a derrotar, pero sí es juez que tiene la capacidad de exigir al gobierno cuentas y de cuestionar acciones del sector privado.

 

La Sociedad Civil en el campo de lo político se ubica en la ruta de los organismos sociales que protegen al individuo y comprende la democracia como la forma de manejar lo público; la Sociedad Civil no tiene como objetivo la toma del poder, pero sí es consciente que con su accionar influye en los gobiernos y en sus actos. Es crítica ante gremios económicos y actores políticos, y toma iniciativas hacia la construcción de espacios para asociaciones cívicas, culturales y de paz.

 

En el mundo de la globalización la Sociedad Civil es el estímulo a las democracias que surgen; los individuos organizados forjan la democracia y luego se convierten en el centro de atención de las leyes y de las constituciones. “La globalización contemporánea comparte elementos en común con fases anteriores, pero posee características organizativas especiales que la distinguen, ya que crean un mundo en el que el extenso alcance de las relaciones y las redes humanas está igualada por su elevada intensidad relativa, su alta velocidad y la gran propensión a ejercer impacto en múltiples facetas de la vida social” . 

 

La globalización es la internacionalización del capital, las relaciones mercantiles se universalizan y surgen nuevos órdenes en el mundo en donde el capital es la máquina demoledora de la vida. La única alternativa a estos fenómenos deshumanizantes sería la reconstrucción de la sociedad civil. Sin embargo, como nos lo recuerda Mejía, “El poder como redes de resistencia y autonomía en tiempos de la globalización, las fuerzas de la nueva rebeldía se construirán con un fuerte enraizamiento en lo local. En ese sentido, las globalizaciones son el escenario que dará paso a la creación de organizaciones que a la vez serán herramientas de objetivos y valores a alcanzar mediante proyectos alternativos” .

 

 

Alrededor de la Sociedad Civil puede percibirse el capital social que viene a ser la comunidad unida; las redes de participación cívica promueven la participación ciudadana y el respeto por lo público; el capital social es la organización social para la cooperación en el bienestar de lo público. El capital social es un bien público que conduce al desarrollo y al cambio planificado. Este capital es la presencia ética con la que las naciones llevan a efecto su desarrollo comunitario fortaleciendo lo económico. Si el capital social no se utiliza, puede desaparecer.

 

Al igual que la Sociedad Civil, el capital social se refiere a las personas que conforman las comunidades y que tienen capacidad de aportar a proyectos para éstas. En Colombia, por la misma condición de presencia de las elites en diferentes esferas de la vida, tanto en lo público como en lo privado, se diluye la posibilidad de su reconocimiento, ya que priman intereses estratégicos antes que el reconocimiento a las capacidades de quienes acreditan estar en condiciones de aportar a la comunidad. 

 

La Sociedad Civil en Colombia, tal como lo enunciamos desde el principio, ha tenido desde el proceso histórico de la configuración de la sociedad un complejo transcurrir. Podría decirse que los pequeños asomos que ésta ha tenido se han quedado en el camino sin lograr avances significativos. Ahora, en tiempos de la globalización es más problemático su ubicación en la cotidianidad del país, las razones más obvias pueden ser el cambio de los referentes sociales por los referentes económicos. Todos estamos globalizados y de alguna manera hacemos parte de esa danza cuya máxima nota musical se enmarca en los altibajos del dólar. “Los nuevos movimientos sociales: las asociaciones cívicas, los medios intelectuales, grupos organizados, constituyen una esfera pública asentada en la sociedad civil que no aspira a la ocupación del poder institucional sino a construir espacios de expresión y comunicación” … “Los nuevos movimientos sociales: las asociaciones cívicas, los medios intelectuales, grupos organizados, constituyen una esfera pública asentada en la sociedad civil que no aspira a la ocupación del poder institucional sino a construir espacios de expresión y comunicación” .

 

Algunas expresiones que con frecuencia encontramos como escenarios de la sociedad civil, son: empresa privada, que asume un rol social; organizaciones barriales, organizaciones de profesionales, los sindicatos, iglesias de las diversas denominaciones, clubes y organizaciones deportivas, Organizaciones No Gubernamentales sin fines de lucro.

 

Muchas de estas expresiones de la Sociedad Civil en Colombia cayeron en crisis, ante la arremetida del Estado que buscaba culpables por sus problemas. El CINEP de Bogotá, una ONG con amplia trayectoria, fue víctima de atentados criminales y varios de sus líderes fueron asesinados o condenados a salir del país para salvar sus vidas. Los sindicatos han sido perseguidos y en las dos últimas décadas cientos de sus líderes han sido asesinados. Otras ONGs han sido señaladas de sospechosas auxiliadoras de grupos al margen de la ley.

 

Lo anterior, por la forma como se ha estructurado la organización social, el manejo del Estado, la forma de gobierno, la concepción de política, la acogida a modelos de desarrollo incongruentes con nuestra sociedad; esto ha profundizado las diferencias en las relaciones de clases, empobrecimiento de la población, concentración de poderes, y con ello, el surgimiento de nuevos grupos amados y el enfrentamiento y exterminio entre ellos como única forma de solucionar diferencias.

 

La concentración del poder político y la crisis moral en la dirección del Estado, ha llevado al nepotismo en el manejo de lo público, y con ello la apropiación de los recursos y bienes – que debieran ser para la función social – por una pequeña parte de la población, fenómeno que ha acrecentado el conflicto. Con esto, la concepción del Estado se pierde por cuanto sus normas se convierten en letra muerta. “El Estado es una abstracción de uso común, por la que se supone que existe una fuerza cohesiva que reúne un pueblo o un grupo de pueblos y que dispone de normas de convivencia mediante una Constitución”. 

 

Los modelos de desarrollo instaurados han profundizado un debilitamiento de la clase media colombiana, se ha fracturado la gobernabilidad en el país y se ha radicalizado el conflicto entre algunas clases sociales, fundamentalmente entre ricos y pobres, deteriorándose la estructura democrática de la nación.

 

La crisis política y social que ha ahondado el problema económico en Colombia, ha repercutido en la debilidad del Estado y en la fragilidad para la estructuración democrática de la sociedad, ya que la crisis económica ha golpeado fuertemente a la clase media, desplazándola hacia abajo, es decir, empobreciéndola, con lo que se ha llegado a la polarización de las clases sociales y enfrentamientos armados para solucionar los conflictos. La recuperación de la organización democrática de la sociedad colombiana sería el pilar fundamental de la convivencia pacífica a través de la formación de una sociedad civil sólida, capaz de liderar el acercamiento entre las clases sociales antagónicas – rico y excluido – y con ello, facilitar el desarrollo del país. Sólo si se mejoran los niveles de vida, surgiría una clase media que serviría como enlace entre sectores adinerados y las clases más desfavorecidas que llevarían a la construcción de una sociedad civil sólida, capaz de restaurar los diálogos entre los actores sociales.

 

El debate acerca de la sociedad civil en Colombia está por realizarse, la enorme crisis que hemos vivido, borró los asomos de sociedad civil que durante mucho tiempo y con gran dificultad se habían construido. No se puede minimizar la realidad, porque sería desconocer un proceso en el que cada uno de nosotros hemos sido actores, directos o indirectos, activos o indiferentes.

 

La desafortunada situación que hemos vivido, encuentra su proceso de configuración en la historia de la sociedad colombiana, en el modelo de desarrollo neoliberal que fue diseñado para modernizar el país durante el siglo XX, basado primero en la agroexportación, lo que con el tiempo llevó a un modelo integrador de las elites dominantes y desintegrador de los intereses sociales, los mismos que han subordinado el Estado a su servicio y minimizando su función de regular y gestionar los intereses colectivos.

 

Lo anterior ha conducido a nuevos imaginarios en el debate público en donde se pueden resolver los conflictos sociales. En esencia, el Estado Colombiano está atrapado entre el liberalismo económico o neoliberalismo y un conservadurismo radical.

 

Este panorama nos debe llevar a buscar alternativas para buscar la recuperación de la democracia, mediante un serio proceso que se encamine a la construcción de la sociedad civil. Aquí se hace imperativo definir con claridad lo que esto significa y el papel que debe cumplir en la sociedad. La poca claridad en torno a esta organización política puede llevarnos al vacío, porque muchos la mencionan en sus discursos, pero pocos saben su verdadero papel.

 

La palabra sociedad civil se entiende en su relación con el Estado, pero separada del control del Estado. Ambas instancias, se requieren mutuamente como condición para alcanzar una democratización recíproca, pero es el Estado quien finalmente debe ayudar a esa independencia que se reclama. La sociedad civil no puede reemplazar al Estado, porque no es posible la autoorganización de la sociedad.

 

Como bien lo afirma Habermas, “La sociedad civil es el espacio social que pertenece al mundo de la vida, diferenciado de lo económico y administrativo, regida por la racionalidad no estratégica sino comunicativa” . Conforme a lo planteado, la sociedad civil en nuestro medio no ha cumplido aún de manera clara su papel. Con frecuencia se ha diluido en el apetito burocrático el Estado y en sus intereses, asimismo, ha sido manipulada por quienes la convocan cuando sienten amenazados sus intereses. El papel de la sociedad civil en el fortalecimiento de la democracia no se ha hecho sentir todavía, por cuanto la democracia se ha quedado en la convocatoria a elecciones y no en la educación de sus ciudadanos para que hagan uso de una auténtica mayoría de edad a la hora de elegir una opción política.

 

Otros, entienden la sociedad civil como la parte de la sociedad que no es armada, que no es militar. Desde esta perspectiva se observa a la sociedad civil desde los vínculos laborales, asociativos, gremiales; sería la organización que busca la unión entre los ciudadanos, para defenderse mutuamente de las amenazas del Estado, elemento que deja una contradicción por cuanto al Estado se reclama protección y seguridad social, pero también aliena y somete al ciudadano.

 

En Colombia, el Estado es un sistema de organización política centralizada, habla e igualdad de oportunidades para los ciudadanos, pero además, encamina su esfuerzo hacia la democracia política. Este exceso de poder político estatal le quita forma a la sociedad civil, por la estrecha elación entre democracia política con las necesidades económicas y sociales.

 

Los diferentes enfoques en torno a los problemas de la sociedad colombiana tienen sus raíces en la desigual e irregular conformación del Estado, ya que éste inicia con el nacimiento del sistema capitalista en el país. A la par, se fue alcanzando la estructuración de una política que hace concesión económica a las elites, con lo que se llega a la exclusión de la mayoría de la población colombiana en los procesos de organización política. Así el Estado se convierte en el primer generador de violencia.

 

La sociedad civil es la parte de la población que está por fuera del poder, del establecimiento, por fuera del absoluto poder del Estado y que se relaciona con éste a partir de reproyectos que unifican a la sociedad. Ésta, desde su autonomía, opta por apoyar o no en determinados momentos al Estado, sin que ello equivalga a una obligación irrenunciable. 

 

El triste panorama nacional, nos lleva a reflexionar sobre la urgencia de una verdadera democracia, para ello, se debe avanza en la construcción de un proceso político serio, incluyente para la población marginada y decepcionada de la sociedad. La reconstrucción de la democracia llevaría al surgimiento de la sociedad civil, la misma que con la confianza fundamentada desde la educación política pueda reclamar al Estado desde la legalidad.

 

Una participación plena en poderes políticos, cumplimiento de las leyes y mandatos acordados, haría que los procesos sociales en la construcción de sociedad no sea el resultado de provocaciones y de fuerza. Podríamos decir que el estado civil colombiano le daría la mejor participación a la sociedad civil, ya que ésta es la que puede dar fortaleza y reconocimiento de los gobiernos democráticos.

 

En definitiva, Colombia debe desarrollar un proyecto político social para poder construir la verdadera sociedad civil, con la que se podría llegar a enfrentar la oleada neoliberal, en donde el egoísmo y el individualismo son la alternativa para alcanzar el equilibrio social. Visión ésta excluyente que sólo da la opción a los poderosos porque incrementen su poder económico.

 

La sociedad se diluye ante estos procesos excluyentes, especialmente la clase media, que como producto del empobrecimiento económico, se pliega a la clase marginada, dando un matiz político al conflicto. Es aquí en donde se ve la necesidad de fortalecer la democracia, el sistema político y social, por medio de la construcción y fortalecimiento de la sociedad civil.

 

En los últimos años encontramos en diferentes escritos alguna mención en torno a la Sociedad Civil, unas veces aparece como reflexión política de eminentes politólogos; de otro lado, aparece el tema de la resolución pacífica de conflictos al lado de la Sociedad Civil; y, de otro lado, la Sociedad Civil implicada en la resolución pacífica de conflictos.

 

Sin embargo, esa relación entre Sociedad Civil y la resolución pacífica de conflictos, a pesar de la mucha literatura que se ha escrito, no ha sido suficiente como para clarificar el tema. “Parece imponerse pues la conclusión de que en los múltiples referentes de acción que la teoría política le coloca a la sociedad civil, no está contemplada la cuestión de la resolución de conflictos, ni los campos de estudio con respecto a la construcción de la paz. No parece contemplar entre los diferentes medios para solucionar conflictos, algún papel destacado para la sociedad civil” .

 

Así las cosas, existe un vacío de análisis entre lo que es Sociedad Civil y resolución pacífica de conflictos. El motivo que podíamos deducir de inmediato, sería: la diferencia radica que existe entre la civilidad y la guerra un gran vacío que la ciencia política no ha sabido explicar; históricamente, la barbarie y la incivilidad, han sido los enemigos de la Sociedad Civil.

 

Así como la guerra no ha sido pensada desde lo político, la Sociedad Civil tampoco se ha pensado desde la guerra o desde la resolución pacífica de conflictos. Por eso, no es sorprendente que en la nueva política de la civilidad, la sociedad civil sea llamada con frecuencia a cumplir tareas desde el campo de la construcción de la paz; pero esa llamada apunta fundamentalmente a cambiar las estructuras políticas que posibilitan la guerra. Se entiende así, el llamado a firmar referendos, a favor de políticas económicas para la guerra; en el actual gobierno sobran los ejemplos. “Más bien, esa convocatoria a la Sociedad Civil suele reducirse a condenar la violencia como una manifestación de la incivilidad, o a modificar las conductas de los agentes violentos” .

 

En esa medida, la sociedad civil queda reducida cuando se trata de la solución pacífica de conflictos, aparece como gestora de la educación para la paz y el fortalecimiento de la civilidad; la Sociedad Civil vista así no es más que una promotora de valores, creadora de conciencia pacífica, además de ser la que establece contactos con entidades que hablan de paz. Todos la llaman a participar en marchas, tanto los sectores de derecha como los de la izquierda, y cada quien reclama para sí el respaldo mayoritario. Las marcas del 4 de febrero y del 6 de marzo motivadas contra actores violentos, son ejemplo para un debate amplio alrededor de lo que es y puede hacer la sociedad civil. La Sociedad Civil desde los reduccionismos, no cumple ningún papel negociador, sino que es promotora de la paz en las diferentes esferas de la vida social, en otras palabras, queda su papel limitado a la creación de factores de convivencia pero marginándose de cualquier aporte posible a una paz negociada. Así las cosas, su papel es de invitada, pero como testigo mudo ante procesos políticos que se puedan adelantar en medio del conflicto armado. ¿Quiénes son entonces los voceros de la Sociedad Civil en Colombia?

 

Entre quienes observamos otras posibilidades de la Sociedad Civil, desde posturas un tanto románticas, también le asignamos otros papeles tales como: la deslegitimación de la guerra, la necesidad de la solución política al conflicto armado, la concientización sobre la barbarie, y el llamado a la mirada solidaria del mundo ante nuestros problemas en el campo de los Derechos Humanos; dichos logros han sido más bien simbólicos, pues la violencia sigue creciendo, se ha degrado el conflicto, la guerrilla y los sectores guerreristas desatienden los llamados de la Sociedad Civil. Es necesario entonces, precisar lo que es Sociedad Civil y el papel que debe cumplir en un país que ha paraquizado las prácticas, los discursos, incluso el accionar político. Si el Estado y sus dirigentes antes que llamar a sus ciudadanos a la concordia y a la convivencia, les motiva el afecto por la guerra, se está también pretendiendo uniformar al desprevenido ciudadanos, para que sea un soldado más que defienda los intereses de la ideología del Estado.

 

“Aunque parezca duro decirlo, pensar el papel de la Sociedad Civil en la resolución del conflicto, implica no sólo pensar su papel en el proceso de paz desde los valores de la civilidad, sino pensar los valores de la paz, pensar las posibilidades de la paz desde las condiciones de la guerra, que es como se enfoca en la teoría de la resolución de conflictos” .

 

Hasta aquí hemos enunciado ideas frente al papel que cumple la Sociedad Civil, peo es necesario intentar abordar una definición para relacionarla y ubicarla en la realidad de nuestro país. El surgimiento de la Sociedad Civil, como razón para debate en el campo político, está asociada al resurgir del movimiento social, después de la caída del mundo comunista. El concepto de Sociedad Civil se refiere en otro sentido, al reclamo de las democracias liberales, cuyos ideales de igualdad, solidaridad y justicia, no son ya alcanzables sólo por la vía del Estado. Desde esa perspectiva se deduce que sólo son democráticos aquellos Estados que fundamentan su estructura desde una cultura política de la Sociedad Civil.

 

La Sociedad Civil, sirve de espacio para identificar tanto las nuevas realidades políticas de las democracias, como para definir las nuevas dimensiones y alcances de la oleica. La Sociedad Civil es pertinente para efectos de la política en los ámbitos que hacen referencia a la construcción y profundización del sistema democrático, no sólo en términos de valores, sino también, en términos de eficacia para obtener fines colectivos y a recuperar el espacio de lo público como no idéntico al Estado. “El concepto de Sociedad Civil cubre de manera concreta desde las redes sociales, las formas de solidaridad y las elaciones informales de las estructuras de la sociedad civil, hasta las estructuras no estatales más formalizadas e institucionalizadas” .

 

A mi modo de ver, en el escenario nacional surge la posibilidad de abordar la Sociedad Civil como la recuperación de lo público, sin entender este término como algo estatal apuntaría a la defensa de los escenarios públicos en donde el ciudadano actúa sin la tutela del Estado. En este sentido, hablaríamos de una Sociedad Civil democrática en donde los ciudadanos son conscientes de sus acciones, con capacidad de deliberación pública para la búsqueda del bien común.

 

La Sociedad Civil no se agota en el contexto de la “civilidad” ni en la promoción de valores comunitarios, sino que es deliberativa en todos aquellos temas que tengan que ver con la política. No puede confundirse con asociaciones de buena voluntad como iglesias, grupos culturales, grupos de vecinos, que se jactan de ser limpios de intereses políticos. El ciudadano actúa políticamente desde cualquiera de sus comportamientos, por ello, nadie es a-político; otra cosa es que como ciudadano tenga un concepto particular alrededor de lo público.

 

Veamos según Bejarano algunas funciones que cumple la Sociedad Civil: 1) mediación política; 2) contrabalance de poder con respecto al Estado; 3) vehículo de participación de los ciudadanos; 4) promoción de la cohesión y la igualdad social; 5) contribución al fortalecimiento del sentido de comunidad y de pertenencia democrática; 6) promoción de la enseñanza, el aprendizaje y la socialización de normas y valores; 7) estimulación a la pluralidad y la convivencia; 8) promoción de la capacidad de acción de grupos sociales .

 

La Sociedad Civil estimula el asociacionismo y la participación en la vida pública del ciudadano; el mismo que se ingenia mecanismos democráticos de estabilidad, tales como el control a lo que tiene que ver con los procesos constitucionales. La Sociedad Civil se mueve entre lo que llamamos justicia social y la conquista de espacios públicos para la realización de las utopías. Y es que en momentos de dispersión de la sociedad en donde el Estado asume todos los poderes y dirige para la paz o para la guerra, la Sociedad Civil debe retomar iniciativas creadoras.

 

Si bien no reemplaza el poder del Estado y su estructura política, si debe establecer los mecanismos de control para evitar los desbordes del poder autoritario. En Colombia, en los últimos 5 años se vislumbra un cierto paso al autoritarismo, por las mismas prácticas políticas que crean sombra al papel ciudadano en los escenarios públicos. Esto equivale a decir que, la Sociedad Civil pierde movilidad desde su autonomía y pasa a ser uniformada con los discursos del establecimiento. Estamos en la encrucijada y para salir de ella es necesario una educación política ciudadana que permita la recuperación del valor de lo político, de la ciudadanía y de lo público.

 

“La Sociedad Civil está llamada a desmontar la falacia que piensa que la clave de la política es la representación y su colorario: el voto mayoritario. Para la Sociedad Civil, la política es ejercicio de interpretación, no de representación. Lo que se somete a la prueba de los números no es el gobernar a nombre de la totalidad, sino la confrontación de argumentos”. 

 

Desde esta perspectiva se pone de relieve que no son los partidos políticos los únicos cauces de participación y legitimidad; es la Sociedad Civil la llamada a abrir las puertas al pluralismo, a la diversidad y a la posibilidad de emancipación. Desde su capacidad de movilidad, supera el escenario de la consigna en la plaza pública como único mecanismo para hacerse escuchar. En esencia, su tarea es democratizar la democracia, para que las supuestas mayorías que con su ideario borran del panorama aquello que no sea de su ideario y colorido.

 

Las estructuras comunicativas de la Sociedad Civil permiten vincular el pluralismo razonable y el consenso; la Sociedad Civil está tejida por organizaciones civiles de iniciativa ciudadana, por lo tanto, su objeto es lo público, entendido lo público como el efecto de derechos e inclusiones; en ese caso, el Estado es un actor de lo público, pero no resume lo público.

 

El papel de la Sociedad Civil en el escenario público es el reconocimiento de derechos colectivos; para efectos de nuestro país que acredita crisis política se requiere una sociedad civil que repiense el Estado con reglas, pero además, con derechos públicos y políticos.

 

Para efectos del conflicto armado que vive nuestro país, la Sociedad Civil, no puede ser únicamente la expresión de los gremios económicos, debe ser la expresión de otros actores que recojan efectivamente la organización ciudadana para expresarse. Colombia acredita crisis política e institucional; en el escenario internacional somos reconocidos por la anarquía y el caos que se vive en un conflicto armado de características desastrosas.

 

La Sociedad Civil que en otros países participa conscientemente de las realidades, en nuestro Estado es amorfa y ha sido suplantada por otros actores; la pérdida de capacidad en el campo de lo público ha permitido que el Estado con todo su poder sea el vocero indiscutible de las acciones que se toman en cualquier sentido. La figura presidencial como la ficha que provoca escaramuzas de guerra, aún con países vecinos, pero así mismo, en el manejo internacional, el mismo que dice cuándo soluciono cualquier conflicto, debe llevarnos a pensar en el papel que debe retomar la Sociedad Civil.

 

Las habilidades del gobierno para presentarse en todos los campos como líder único e indiscutible, puede ser visto con rapidez como algo bueno para el Estado, pero también puede conducir lentamente a lo que ha fracasado en muchos países. El totalitarismo.