Aviso

Por: Heberto Tapias García. Profesor de Ingeniería Química de la UdeA


«Algunos analistas señalan que su discurso dejó perplejos a los asistentes, generando respuestas desconcertadas y tímidos aplausos. Afirmaciones polémicas, como su negación del cambio climático y críticas al papel regulador del Estado, han provocado reacciones variadas».

Algunos críticos consideran el discurso de Milei en Davos como una repetición de las ideas libertarias, catalogándolo como una charlatanería vacía empaquetada como pensamiento destacado y con afirmaciones que desafían conceptos económicos, especialmente en relación con el mercado y sus imperfecciones.

 

Por: José Darío Castrillón Orozco.


 Su nombre, Germán, es un sinónimo de mansedumbre y de bondad. Tenía ambas cualidades, pero, siendo joven y melenudo, ante la humillación que sufrían los compatriotas indígenas en los llanos orientales, su bondad indignada subyugó a la mansedumbre, tomó las armas para defender a los humillados, y asumió un nombre de guerra: Raúl. Como Raúl salió a desfacer entuertos, llegando en ello, junto con Bateman, Fayad, Ospina, Pizarro y otros, a fundar el Movimiento 19 de Abril M 19, la guerrilla más audaz de América.


USA lidera en el mundo ese patrón de acciones, y en nombre de la libertad y la democracia, ha utilizado todo su arsenal destructivo para masacrar pueblos inermes y destruir patrimonios culturales sin miramientos. Todo en nombre de la libertad, la democracia y el supuesto modelo perfecto de sociedad que debe "imperar" por designio del país hegemón. 

En su repertorio de acciones violentas tienen el menú para desplegar sin misericordia, sin compasión, atrocidades extremas como: masacres, fosas clandestinas, mutilaciones, descuartizamientos y destrucción de cadáveres, incendios de pueblos y aldeas, incendiar y descuartizar personas vivas, bombardeos a hospitales y población civil, etc. Una estrategia minuciosamente diseñada para producir horror. 

Patrón de acciones que despliegan para intimidar y generar terror a quienes quieren someter o eliminar para apropiarse de recursos o por oposición ideológica. 

 

Los problemas de seguridad y los brotes recurrentes de inseguridad reflejados en robos, atracos, secuestros, extorsiones, asesinato de líderes sociales, masacres y desplazamientos masivos de la población, especialmente la rural y la marginal en grandes centros urbanos, no son cosa nueva en la organización y funcionamiento de la sociedad colombiana, aquejada por la desigualdad, la pobreza absoluta y la concentración de la riqueza y la propiedad en manos de unos privilegiados grupos familiares que son los que en realidad controlan el Estado, y sus instancias de gobierno en todos los niveles de la estructura publica predominante. 

 

En concordancia con tan terrible comparativo, se buscaron aquí a un personajillo para nominarlo como a uno de los asesinos de allá. No en vano pasó por Colombia la asesoría israelita fundacional del paramilitarismo. Se bombardeó a un país vecino como Ecuador y se buscaba cómo atacar militarmente y por todos los medios, a la Revolución Bolivariana en Venezuela. Internamente, el desplazamiento, las masacres y el robo de tierras se recrudecieron al estilo de cómo se ha procedido allá con el heroico pueblo palestino y con otros colindantes. Siguiendo el ejemplo, se propagaron el terror y el odio como políticas de estado. 

En la sociedad colombiana todavía persisten las huellas de tan horrendas acciones estatales, las cuales quieren volver a repetirse, según se deduce de los últimos resultados electorales. Al igual que en Palestina, la ignominia persiste. 

Es de ingrata recordación, cómo, durante el estallido social, la población colombiana asistía impávida ante la muerte, la desaparición y las lesiones oculares intencionales a los manifestantes, quienes eran mayoritariamente jóvenes; el presidente de entonces se disfrazó de policía expresando así su complacencia con estos ataques.