Aviso


Los continuos asesinatos de líderes populares y sectores de izquierda siempre se dan sin que aparezca un estado que controle este baño de sangre; pero si deja una señal evidente que el gobierno es cómplice o al menos indiferente ante estas masacres. Hasta el momento llevamos casi 200 líderes asesinados e igual número de ex –combatientes, así el estado abandona su deber principal de hacer una investigación exhaustiva para coger a estos delincuentes, llevarlos a la justicia y aplicarles todo el rigor de la misma. Pero no, el estado es indiferente y cómplice cuando se trata de sectores de izquierda y personas dedicadas al servicio de la comunidad sobre todo a los más vulnerables. Si esto fuera contra el centro democrático, Álvaro Uribe Vélez y líderes de derecha, todo el estado se volcaría para coger los agentes intelectuales y materiales de semejantes vejámenes y condenarlos en el menor tiempo posible.

"La Colombia humana" ha hecho denuncias a tiempo y a destiempo para que se detenga esta carnicería y de garantías a este partido para mejorar las condiciones de indefensión en que trabaja. La respuesta del gobierno ha sido de silencio total. El asesinato del líder Campo Elías Galindo habla por sí solo. 

Pero lo que sí está al orden del día es el dinamismo con que trabaja la extrema derecha, los paramilitares y el narcotráfico que ya le han ganado al estado buenos espacios en su empeño de conquistar todo el poder total. Al fin y al cabo, cuentan con suficiente dinero, armas, la indiferencia o apatía de algunos que hoy participan de la "mermelada" burocrática. El estado tal y como ahora está conformado, es incapaz de contener la remetida de la extrema derecha en su empeño de transformar la dirección que lleva el establecimiento. El imperio americano no ve mal que esta ideología se tome el poder; él ha sido participe de los innumerables golpes de estado en América, que busca gobiernos incondicionales y sometidos a su mandato. A si lo demostró en el apoyo dado a las dictaduras del cono sur, que violaron todo tipo de derechos humanos y sometieron a los pueblos a su voluntad omnímoda.    

NORBERTO BETANCOURT O.