Después de innumerables quejas bien sustentadas llegan a la corte suprema de justicia, ésta decide llamarlo a descargar los cargos allí presentados, dándole casa por cárcel debido a la gravedad de los hechos, una posible fuga con la complicidad de altos personajes del establecimiento que lo defienden hasta las últimas consecuencias y no descartar alteración de documentos, declaraciones, grabaciones y afines.
Conocida la noticia, la derecha, sobre todo en las altas esferas, se lanza en ristre e inicia una oposición cerrada contra ese procedimiento. Apoyadas en el gran dinero, los medios de comunicación, los factores de poder, los medios de presión para que la corte suprema desista de su captura y confinamiento en su finca. A la cabeza de esta defensa estará como siempre EEUU, defendiendo a su mejor amigo de América. Sabe que el gobierno colombiano juega un papel de primer orden en la dirección de América bajo la dependencia del imperio.
En su primer mandato de gobierno (2002 – 2006), Uribe fue llamado por el gobierno estado anídense para que respondiera por qué aparece en la CIA y la DEA como el narcotraficante #82. Éste responde que eso es cierto, pero que tiene una solución para resolver el problema muy de acuerdo con la mentalidad del gobierno americano: borrarlo de la lista que tanto mal le causa a él como a su gobierno, en contraprestación a este servicio él entregará todos los "capos" que el gobierno americano pida – son sus antiguos amigos y compinches – que más adelante se quejarán porque fueron traicionados por su jefe.
En este momento Álvaro Uribe Vélez está en poder de la justicia, que es un gran triunfo para ésta, que tuvo que vencer innumerables obstáculos que se oponían a su detención, ya que él se consideraba intocable. Lo que no podemos saber es si será condenado por sus innumerables crímenes, al menos los más visibles, aberrantes y violadores de todos los derechos humanos: la presencia del gran dinero, los grandes medios de comunicación, los factores reales de poder (iglesia, Andi, Fenalco, fuerzas armadas, grandes terratenientes, y la misma constitución que es de corte capitalista); ojalá la justicia pueda salir airosa de semejante desafío. Si no, quedará en el ambiente nacional un sabor amargo y la confirmación de que en Colombia la justicia es para los pobres, los ricos la compran. Y del centro democrático, que no es de centro ni es democrático, ¿Qué? Se vendrá en caída libre, como un barco que naufraga, y ante la consigna: "sálvese el que pueda", no pocos se pasarán a otros partidos para no perder la "mermelada" y Álvaro Uribe perderá su credibilidad ante el partido y las masas, lo cual será para él el fin del fin.
NORBERTO BETANCOURT O.
