El narcotráfico es un delito detestable; la drogadicción condena a las personas a la peor esclavitud. Los traficantes de drogas son perseguidos por los gobiernos y no hay duda de que estos sólo buscan el enriquecimiento sin reparar en escrúpulos y que son crueles delincuentes; tanto como los que invaden un país para apoderarse de sus recursos, dejando desgracias y mortandad. Por eso, cuando, desde las fuerzas que actúan de oficiales, se persigue a un capo, se entiende que es una pelea entre pillos, por los intereses económicos, por el reparto del botín, por competir quién se enriquece más rápidamente. 

Contrario a lo que muchas veces se cree como ingenuo ciudadano, no existe un cuerpo rector del mundo que, en su dignidad, honorabilidad y pulcritud, trate de regir el bienestar de los países, tal como lo anuncian las constituciones y tratados, que se quedan en el engaño de papel cuando las instituciones terminan dominadas y al servicio de los más oscuros intereses económicos. 

Como resultado de la fusión de intereses entre la oligarquía y el narcotráfico y su sumisión al vaivén de los intereses imperialistas, para obtener impunidad, se crean tenebrosos compromisos que cada día enredan más a los que detentan el poder en Colombia. 

Las instituciones colombianas están desprestigiadas en el campo internacional, por la acumulación de sucesos de corrupción, de negocios turbios, de incidencia del narcotráfico en la política, de terrorismo de estado, fraudes electorales, pobreza, desigualdad, masacres, hambre, marginamiento.  

Tal estado lamentable de la sociedad, ha llevado a que cada vez más sectores sociales capten las anomalías por vivencia propia y por empezar a comprender las causas de sus deplorables condiciones de vida. En el país, la credibilidad en la clase política está por el suelo ante hechos tan evidentes. El temor de las elites es que se produzca una revuelta social que lleve al poder a los sectores populares y cambien hasta los intereses geopolíticos. Lo más parecido a un ambiente "prechavista" que El mismo vio y creó. 

El avance del cuestionamiento social, prende las alarmas en los sectores del poder oligárquico tradicional, que es astuto, sanguinario, minoritario, traidor, corrupto e incapaz. No es raro que ahora llamen a "ordenar la casa" y busquen deshacerse de anteriores alianzas que los involucren en los intrincados, numerosos y graves delitos de los que se lucraron y que han asolado la condición humana en el país. Para ellos ha llegado el momento de sacudirse, de señalar para otros lados, de encontrar culpables ajenos, de "hacer justicia" y de limpiarse la cara. 

Es conocido que, entre los entes gubernamentales, solo se llega a acuerdos para definir bajo que pretexto, de lo que se toma como la ley, se va a perseguir a alguien que ya estorba. Tal como proceden las mafias cuando las autoridades están persiguiendo a un capo, sus mismos compinches terminan entregándolo, porque buscando a uno encuentran lo que no es y se daña el negocio. 

Por eso no es de extrañar que ahora se enjuicie al matarife por un delito común, que inicialmente, sólo lo involucra a él y a sus abogados. Delito que no es político, pero que por las circunstancias sí se rodea de este contenido. Quince años atrás, cuando existía el maridaje tríptico entre narcos, oligarquía e imperialismo, las altas cortes no habrían osado judicializar al capo – por cierto, que no incidieron- por crímenes de mayor envergadura, pero que comprometen a los pesos pesados de la política y de los sectores de la economía. Ahora actúan porque seguro cuentan con el respaldo político de los que buscan limpiar las pruebas.  

Parece que quien se coloca al frente de este lavado del pasado es el expresidente juan manuel santos, invitado a integrar organismos de incidencia mundial; alfil con capacidad para enredar la política, mover fichas claves y frenar a los movimientos alternativos, de cualquier forma.  

Como logro adicional, la detención del capo profundiza el enfrentamiento entre la narcoderecha y la izquierda, que aparece como causante de la detención, mientras la oligarquía se hará a un lado viendo cómo se matan sus enemigos, para que no los salpique la sangre y poder pescar en río revuelto. 

Agosto 17  2020