
Muchas reacciones desde la izquierda y desde la derecha, ha generado el comentario de la vicepresidenta de Colombia, acerca de la capacidad de ahorro de los colombianos -bueno de los colombianos pobres; es decir, de casi todos- Se dice que sus palabras se analizan fuera de contexto, pero conocida la trayectoria, no son decires que se alejen de su percepción de los ciudadanos.
Parece que la buena suerte no acompaña a todos. Veamos algunas cifras, bajo un simple y congelado ejercicio matemático. Para pagar una fianza de 250.000 dólares, al cambio de hoy de 3,642 pesos, son cerca de 910 millones de pesos, una persona que devengue un salario mínimo de $877,802, tendría que ahorrar completamente su salario durante 1,037 meses; que corresponden a poco más de 86 años. Para disponer de tan colosal fortuna, se necesita mucho más que imaginación y juicio. Se requieren muy buenos ingresos.
Si los vendedores ambulantes y carretilleros, hubieran sido más juiciosos, emprendedores, ahorradores y visionarios, se habrían construido cada uno, un edificio en el Poblado de Medellín y hoy su suerte sería diferente. Comparen las fotos de 1970 y 2018 y estarán de acuerdo.
Otros muchachos vendiendo manillas, deciden crear zonas francas en sitios claves y, además, llenan al país de centros comerciales; basta con escoger los terrenos, ir al banco y construir. Eso es emprendimiento.
Otros, se compran una módica avionetica, van a la Aerocivil y dicen: "denme una licencia para esta aeronave". Con ella se dedican a transportar mercancías especiales. Si el negocio les deja un millón de dólares al mes, les queda buena capacidad de ahorro. Eso es, iniciativa. Lástima que en esa institución ya no trabaje un buen muchacho que, en la década de los ochenta, era un desinteresado colaborador para impulsar la aviación en el país.
No han faltado a quienes se les ha ocurrido: "vamos a colocar peajes cada 50 kilómetros en las carreteras y cobrar a todo carro que pase". Eso es, imaginación. Definitivamente la plata está hecha.
Muchos otros muchachos de barrio, pensaron:" vamos a cobrarles la vigilancia a los tenderos y comerciantes y a los que saquen la basura; también podemos manejar algunas ventas". Eso les ha dejado ingresos representativos, a la vez que protegen a los ciudadanos. Eso es, empresarismo.
Nunca han faltado los políticos que se han titulado los ejidos de los municipios para contribuir a llenar el déficit de vivienda en el país. Eso es, ser visionario y buen servidor público.
Otros políticos, se han dedicado a comprar las empresas del estado, que estaban en gran riesgo de fracaso y han decidido sacrificarse para ayudar al país y salvarlo de la quiebra. Han trabajado duro para lograrlo. Eso es, aprovechar las oportunidades y ser patriota.
Uno de los principales logros del paramilitarismo, fue cambiar la propiedad sobre la tierra en Colombia, principalmente en regiones claves; salvaron a millones de campesinos que tenían que huir, les compraron a bajos precios y en algunos casos, bastó con unas sugestivas palabras, fusil en mano. No se sabe bajo qué maniobra mágica, la propiedad privada se vuelve sagrada cuando está en manos de los ricos. Esos campesinos pobres, usaban la tierra para su simple sobrevivencia y ahora están en manos de industriales poderosos que producen alimentos para todo el país. Eso es política agraria.
Estos mismos, se titularon terrenos de los parques nacionales para ayudarle al país a cuidarlos. También colaboraron con unos pobres inversionistas que guardaban sus ahorros en canecas, con el riesgo de que se las robaron y les abrieron las opciones de comprar tierra y ganado. Eso es refundar la patria.
Definitivamente, Colombia es el país de las oportunidades.
Julio 17 de 2020
