La Gran Colombia, fue el sueño de los libertadores; concebida por Miranda y continuada por Bolívar, pretendía unir en una nación, todo el territorio americano desde México hasta la Patagonia. En 1819, en Angosturas, se fundó como tal con la unión de la entonces Capitanía de Venezuela, el virreinato de la Nueva Granada, los gobiernos de Quito y Guayaquil. Por pugnas e intereses políticos particulares, se disolvió en 1831.

También quisieron integrarse al proyecto, Haití, Cuba, Puerto Rico, Panamá. No sobra aclarar que los países americanos, no cubrían los mismos territorios tal como se conocen hoy.

No obstante, las continuas traiciones de las oligarquías locales, el sueño sigue vigente, con partidarios y opositores. En ese entonces histórico, para ser reconocida como nación, los europeos le ponían como condición, el estar regida por

una monarquía. La situación actual parece no diferir mucho; gobiernos de ese continente, continúan fijando exigencias reprochables y hegemónicas, ante los deseos de los pueblos americanos de ejercer soberanía sobre sus regiones. Pero la Patria Grande, continúa en la mente de los demócratas americanos.

Para bien o para mal, existen muchas similitudes entre los tres países de la Gran Colombia, a tal punto que las derechas de la región viven atemorizadas de su resurgimiento y maquinan todo tipo de argucias para oponerse a la integración regional y a la democracia.

Es así como los dirigentes de la avanzada Revolución Bolivariana, son los aparentes responsables de las desgracias que ocurren en los países vecinos. Supuestamente, los pueblos latinoamericanos no tienen nada que protestarles a los gobiernos de derecha y si lo hacen, son aleccionados.

Venezuela ha sido garante de los acuerdos de paz en Colombia, si el gobierno de la narco derecha, los desconoce, incumple y si los reinsertados regresan a las armas, es culpa de Maduro. Si los ecuatorianos ajustan más de diez días de protesta en las calles por las medidas económicas de sus mandatarios, el culpable es Maduro.

Como si en estos regímenes presidencialistas, fuese Maduro el que gobierna y toma las decisiones opresoras. En realidad, quieren imponer en los países, las mismas medidas neoliberales exigidas por los organismos imperialistas con respecto a las pensiones, el alza en los combustibles, la flexibilidad laboral, privatización, para sobreexplotar a los pueblos del mundo, que poco a poco se levantan y dicen alto a tanta ignominia.

 

Octubre 12 de 2019