A pesar de Duque haber entrado de rodillas a la casa blanca, Trump en su arrogancia lo regaña, literalmente, ante todo el mundo y a los cuatro vientos, como si fuera un sermón de semana santa.

Hay que agradecer a aquellos profesores de bachillerato que decían que había que aprender a leer entre líneas; algo que en su momento no se entendía. Que se capta, tal vez, demasiado tarde; que no se aplica con acierto en todos los momentos, ni para siempre y que no se desarrolla con las mismas características en todas las personas.

Cuando el representante imperial dice que se ha incrementado el envío de drogas, está hablando de que tiene las herramientas aceptadas por su sociedad, para imponer sanciones, quitar certificaciones y ayudas, para intervenir, a su manera, en cualquier país. “Tengo cómo cogerte del cuello”, es el mensaje.

Si el presidente norteamericano comenta que “no ha hecho nada por nosotros” (valga la nota: por nosotros tampoco), quiere expresar: “no te has atrevido a provocar un incidente con Venezuela, que nos dé cabida para intervenir militarmente”.

Cuando el estadounidense dice: ”nos manda tan sólo delincuentes”, le está recordando a Duque y sus amigos, que allí están escondidos algunos buenos muchachos del centro democrático, fugitivos de la justicia colombiana, además de unos locuaces jefes paramilitares que hace rato no hablan español y tienen unas escabrosas historias que contar; “te los puedo devolver”. Esto le pone a temblar las piernas a más de uno, no por las eludibles condenas, sino por el complique político que les puede representar, principalmente en el campo internacional.

Más claro aún ha sido el mensaje de Rusia: “cualquier aventura la entenderemos como una violación a la paz mundial”; es decir: “cualquier avioncito kfir que nos haga inteligencia o despegue para atacar, lo vamos a tumbar. Tus bases militares e infraestructura, están al alcance de nuestros misiles”.

La intervención del embajador de USA ha sido aún más directa, con órdenes también al cuerpo legislativo.

En medio de las presiones de estas dos potencias, a duque no le queda más que sentarse a llorar en las escalas de la casa de nari, porque ya ni el abrazo del presidente lo protege.

JEP, condénalos porque sí saben lo que hacen.  

Abril 23 de 2019