En Venezuela, el 6 de diciembre se enfrentan en las urnas: la vida, contra la muerte; el amor, contra el odio; la ternura, contra el terror; lo nuevo contra lo viejo; el proletariado, contra la burguesía; el devenir de la historia, contra su freno; la esperanza, contra la desesperación; la dignidad, contra la ignominia; el pueblo humilde, contra la oligarquía; la colonia, contra el
imperio; la libertad, contra la esclavitud; el perdón, contra la injuria; la paz, contra la guerra; el humanismo, contra lo abominable; la libre determinación de las naciones, contra el imperialismo; la izquierda, contra la derecha; la claridad informativa, contra la manipulación; el sur desposeído, contra el norte opulento; los pobres, contra los ricos; los oprimidos, contra los opresores; los explotados, contra los explotadores; el socialismo, contra el capitalismo; Bolívar, contra los enemigos de la patria; Bolívarianos, contra Santanderistas; Chávez, contra doscientos años de marginamiento del pueblo; las misiones, contra el olvido secular; la dignidad personal, contra la zombización; el ser humano, contra la humillación; el esfuerzo, contra el descaro; la rebeldía, contra la sumisión; el heroísmo, contra la vileza; el derecho, contra el crimen; la justicia, contra la engaño; la verdad; contra la mentira; la transparencia, contra la corrupción; la democracia popular, contra la dictadura burguesa; la razón, contra el atropello; el ALBA, contra el TLC; la CELAC, contra la OEA; UNASUR, contra la OTAN.
La lucha de clases se expresa diáfana en Venezuela. De ese inevitable enfrentamiento habrá de surgir lo nuevo, “la transformación revolucionaria de toda la sociedad o el hundimiento de las clases beligerantes”, tal como lo expresa el Manifiesto de Marx y Engels.
Se puede llorar por lo viejo que se muere -lo que está en crisis-; o alegrase por lo que nace, que es apenas un embrión vulnerable; que debe ser orientado por la ruta que trazó el Comandante Chávez. Es el poder de la negatividad de la dialéctica.
A pesar de toda la basura mediática que se difunde en Colombia, una vez más los opresores se enfrentarán al pueblo desnudo que cruzó los Andes y conocerán de nuevo la derrota.
En Venezuela luchan América Latina y los pueblos del mundo. Cualquier derrota popular sólo será temporal porque el capitalismo es incapaz de resolver las grandes necesidades de vivienda, alimentación, salud y educación.