Con gran estilo literario, objetividad, visión de futuro, sentimiento patriótico, contenido histórico y social, liderazgo, llamado a la esperanza y nobleza, el líder insurgente invita al jefe del centro democrático a estrecharse la mano por el futuro de Colombia, para evitar más muertes, por la reconciliación y la construcción de un nuevo país.

 Estos son apartes de la carta:

 

 

“Durante ese trecho ha germinado la esperanza y ya palpita muy cerca la firma de un Acuerdo Final de Paz.

 

Ha sido un tiempo largo dedicado a la reflexión, a la revisión de conductas, a la aproximación de temas, al estudio, al conocimiento de verdades, al intercambio con las víctimas. Hemos examinado temas de gran interés con prestantes personalidades nacionales y extranjeras, políticos, filósofos, hombres de Estado, jerarcas de la Iglesia Católica y de otras confesiones, juristas, funcionarios de la Corte Penal Internacional, científicos y excombatientes rebeldes de todos los continentes.

 

Hemos intercambiado con ex militares nacionales y extranjeros, con oficiales en servicio de la patria, miembros de la Policía Nacional, empresarios del campo y la ciudad, representantes de innumerables organizaciones sociales y políticas, congresistas, directores de medios, funcionarios de la ONU y otras entidades internacionales, regionales y locales. Hablamos con enviados especiales de los Estados Unidos, la Unión Europea y el Congreso Nacional Africano.

 

Antiguos jefes de Estado y de gobierno también se han reunido con nosotros. Hemos aprendido de todos y cada uno de nuestros interlocutores, al tiempo que todos han escuchado y recibido nuestras experiencias con bondad y comprensión. Muchos nos han dado a conocer sus preocupaciones y reservas. Pero en su conjunto ninguno ha dejado de animarnos a perseverar en la búsqueda de la paz por las vías del diálogo y la reconciliación.

 

Todos nos han repetido la lección, con odios no se llega a ninguna parte. Tenemos muy claro que la pasión y la polarización son malas consejeras, que nadie es dueño de la verdad absoluta, que la paz es una construcción colectiva. Todos los hombres y mujeres de Colombia debemos aportar a su concreción. La paz no solo debe ser mirada desde la propia experiencia,  también es necesario proyectarla con vista a las futuras generaciones, al país mejor del mañana.

 

 

Es por eso que después de todas las tragedias sangrientas ocurridas en Colombia, tras sufrir en carne propia la muerte de propios y extraños, sentimos el derecho de pedir en nombre de la civilización, en nombre de las incontables víctimas, ¡ya no más muerte y horror para la patria! ¡No más guerra, en nombre de nuestros hijos y de los hijos de todos! ¡Ya nunca más violencia y miedo en nuestra tierra, doctor Uribe Vélez! Por caridad, ¡no más viudas y huérfanos adoloridos!

 

A todos aquellos que por diversas razones se sienten dejados a un lado por los diálogos de La Habana, a usted mismo, doctor Uribe, los invitamos del modo más comedido a deponer prevenciones. No es justo concluir con tanto desparpajo que los acuerdos alcanzados sin su presencia constituyen una traición a la patria, ni cabe continuar alimentando en la mente de parte importante de la población colombiana el rencor y los ánimos de venganza.

 

 …

 

Cuánta sangre, cuántas lágrimas, cuánta desolación le han dejado a nuestro país llamados semejantes a los que Usted viene haciendo. Es cierto que siempre se sabe cómo comienzan las cosas, pero nadie es suficientemente sabio para saber cómo van a terminar. Es fácil azuzar la violencia desde cómodas habitaciones en los barrios altos de la ciudad, cuando los muertos caen en los campos y son hijos ajenos de gentes anónimas.

 

La resistencia iniciada por Manuel Marulanda Vélez, Jacobo Arenas y cuarenta y ocho campesinos en Marquetalia comienza a quedar atrás por quienes aceptamos convertirnos en constructores de paz y reconciliación. Lo acordado hasta hoy en La Habana, más lo que se irá anunciado en plazos próximos, conseguirá por fin hacer sonreír a Colombia, sin olvidar su pasado y sus víctimas. La calidad de acuerdo especial configura ni más ni menos que el cimiento del Nunca Más.

 

Lo queremos a Usted sentado a la Mesa de la Reconstrucción y Reconciliación Nacional. No a la mesa del capricho personal o las exigencias carentes de generosidad. Continuemos la marcha a partir de lo alcanzado que ya aplauden las naciones de todos los continentes, que responde al derecho de gentes, a tratados internacionales que hacen parte del bloque de constitucionalidad de la República, que aplauden mandatarios de todo el mundo y hasta el Papa Francisco.

 

Proponemos al país entero un acuerdo político para reordenar entre todos la nación colombiana. Nadie quedaría por fuera, queremos que Usted sea partícipe de él, doctor Uribe, conversemos. Fue Usted un formidable adversario que nunca nos dio cuartel, pero como ve, seguimos aquí, en la brega, trabajando incansables por la nueva Colombia. Venga esa mano, le extendemos la nuestra con un ramo de olivo. La paz sí que merece dejar atrás orgullos. Resuélvase.”

 

Ante estas verdades y esperanzas, el jefe del centro democrático, después de mucho discutir con sus copartidiarios, responde rechazando la invitación a la reconciliación, con palabritas ya muy trilladas como  que “Venezuela es una tiranía que atemoriza al país, que los cultivos de coca han crecido, así como la delincuencia, que los uniformes del ELN les sirven a los de la Farc, que hay impunidad, que hay preocupación de los empresarios, que se viola la constitución”. Por ningún lado resalta el hecho humanitario de que se han evitado muchas muertes de colombianos de todos los bandos. Esto parece un tema secundario; ni le llama la atención. 

 

Estos argumentos y otros, que por la caricatura que hace de la geopolítica y de la situación nacional, son muy asimilables por cerebros cortos y desinformados. De esos capaces de reelegir a criminales de guerra. Se dice a sí mismo lo que él quiere oír y lo que la derecha espera que sea; de esta forma su egolatría le tapa la realidad y la transformación del pensamiento nacional, regional y mundial.

 

No faltó sino que para insultar a Timochenko, Uribe le dijera al mejor estilo del Chavo: “Aquí el único que le manda invitaciones a bandidos, es usted”.

 

Mayo 17 de 2016

Ricardo Robledo