Ni más ni menos, la situación de guerra no convencional del imperialismo contra el pueblo venezolano es comparable a los sufrimientos infringidos por el nazismo a los ciudadanos rusos con la invasión a Leningrado que duró 872 días desde el 8 de septiembre de 1941 hasta el 27 de enero de 1944, cuando el ejército rojo, en tres meses, expulsó de su territorio a los alemanes.

 

 

Los relatos históricos de esa lucha hablan de bloqueo, corte del suministro de alimentos, suspensión de electricidad, falta de combustibles, mercado negro. Algo que llama bastante la atención es el apoyo de España a los invasores de entonces. Acciones con hondas similitudes con la situación que hoy se vive en Venezuela, país sometido a un verdadero sitio por la alianza del imperialismo, las mafias paramilitares y las oligarquías regionales.

 

Son evidentes los planes del comando sur y de la CIA, para atacar al gobierno legítimo y tomar posesión de la riqueza en recursos naturales que posee este país suramericano. Se usa la presión diplomática, los acuerdos regionales proimperialistas, la manipulación mediática, la presencia de expresidentes, la MUD, el paramilitarismo, el narcotráfico, los mercenarios, las acciones ilegales del ejército norteamericano. Se promueve el desconcierto y el descontento de la población, las protestas estudiantiles así como de los industriales. Los medios mundiales se encargan de enlodar la imagen del gobierno popular de la revolución bolivariana y justificar las intervenciones extranjeras en supuesta defensa de la estabilidad democrática y de la condición humanitaria mínima de los habitantes.

 

Así como Leningrado es reconocida como la “ciudad heroica”, la “ciudad que nunca se rindió”, así tendrá que pasar a la historia el bravo pueblo venezolano que ha resistido los embates del imperialismo y sus secuaces. El mismo pueblo que llevó la libertad a la Patria Grande, de la mano de Bolívar enfrentando el entonces poderoso imperio español.

 

Así como los habitantes de Leningrado dicen con orgullo: “Troya cayó, Roma cayó, Leningrado no cayó” así se sellarán otras jornadas de gloria de los patriotas que hoy resisten el sitio de su país. La resistencia venezolana es crucial para los pueblos del mundo; los países que han iniciado la lucha contra el capitalismo deben persistir en su camino de no retorno a un sistema criminal e inhumano. No hay alternativa. Sólo los espera la gloria y la gratitud eterna.

 

En Venezuela luchan todos los pueblos del mundo. A resistir como en Leningrado. Los invasores conocerán la derrota una vez más. Los patriotas mostrarán su tesón como lo hicieron en el paso del páramo de Pisba. Gloria al bravo pueblo.

 

 Mayo 03 de 2016

Ricardo Robledo